Una nueva etapa en la evolución del coach.
Detrás de todo límite todavía no reconocido hay una oportunidad desconocida por descubrir.
¿Hay algo más allá de una meta? ¿Qué sentido tiene trascender todo objetivo? ¿Hay vida más allá del hacer?
Hay muchas técnicas y métodos que funcionan muy bien en cuanto a lo que plantean y a lo que proponen, en este sentido se puede afirmar que han tenido el éxito merecido, pero no es todo el éxito que podría llegar a tener si pudieran ir más allá de lo que les atrapa. Toda estructura conceptual posee en sí misma una limitación que le confina desde el mismo nacimiento, y es que no puede ir más allá de sí misma. Todo lo que haya sido creado y concebido desde el lenguaje contiene las mismas limitaciones de la ilusión que ha creado el lenguaje.
El Coaching, como otros abordajes existentes, está condicionado por las mismas pautas con las que ha sido creado, que, aunque permita alcanzar grandes logros, llega a un punto en el que necesita hacer un agujero en el techo que la limita para salir a ver otras posibilidades más allá de sí misma. Esto no es por una mera insatisfacción con los resultados obtenidos sino porque hay una potencialidad inherente a nuestro ser de la que no nos podemos escapar. Es como poder echar una mirada más allá de la cueva de Platón, para poder ver con los propios ojos el sin fin de posibilidades que aparecen imponentes en el cielo del destino personal y profesional.
El misticismo ha descubierto el más allá de uno mismo considerando la posibilidad de ver lo que está más allá de lo que los ojos físicos pueden ver, pero en el mundo racional se considera peligroso ir más allá de lo conocido por el riesgo de perder lo que se ha conseguido desde el pasado, es entonces cuando el futuro –como portador de lo que puede sorprendernos gratamente- cierra las puertas a lo desconocido, nos bloquea el encanto del asombro, que es justamente donde están las claves de la evolución en todas las áreas de la vida humana.
A pesar de las resistencias natural que tenemos a lo nuevo y a la incomodidad de plantearse una renovación en el presente o incluso un corte con el pasado, los seres humanos no podemos evadirnos de este impulso expansivo y evolutivo que desde siempre nos ha acompañado, mucho más a todos los coaches o profesionales del acompañamiento, que se han atrevido a romper, entre tantos otros mandatos, el “no puedo”, “no es posible”, “no lo voy a conseguir”; abriendo de esta manera un camino de realización personal, que, además de beneficiar a los clientes, les ofrece un empoderamiento que prepara a las personas a la llegada de algo que está más allá de todo objetivo alcanzado y de toda acción.
Este concepto trascendente, del que se han basado maestros de todos los tiempos, que a mi modo de ver es la esencia de la evolución humana, ha dado origen a la espiritualidad; y lo novedoso en este contexto, es que puede ser aplicado a la práctica del couching entre otras técnicas; pero para ello es necesario algo.
Seguramente te preguntarás primero ¿Qué es ese algo? Y luego ¿Cómo conseguirlo? O ¿Qué tengo que hacer? Porque estas tres preguntas son el desenlace final de una mente que quiere alcanzar y concretar, cosa que aunque sea muy interesante y útil para un trayecto del camino, también es cierto que surge de la estructura psicorrígida que manejan las técnicas, que en esencia nos convierten en mecanismos utilitarios programados para conseguir todo lo que entendemos como positivo, constructivo o atractivo; entonces nos introducirnos sin querer en una dinámica que nos acaba esclavizando en el hacer: Hacer para tener, hacer para llegar, hacer para recibir; en definitiva hacer para ser. Y cuando el coah llega a ese límite en donde aparece el ser más allá del hacer puede abordar este momento mágico de dos maneras muy diferentes: desde lo conocido o lo desconocido. La primera es utilizando el hacer para ser, o ubicándose en el modo de estar en el mundo para lanzarse a la aventura de ser, conservando la misma secuencia causa-efecto. Y la otra es entregándose confiadamente al ser que ya es, convirtiéndose en eso para dejar de hacer como causa, y permitir que todo fluya, que todo llegue y nos venga a buscar tal como lo merecemos, considerando el ser como causa y no como efecto.
Estoy hablando del retorno a la dignidad o mejor dicho de la recuperación de la memoria antigua, más allá de todo lo que hemos vivido y sufrido, más allá de los éxitos y fracasos, más allá del pasado y las heridas. Alcanzar esta esencia pura no es cuestión de hacer ni de planificar por objetivos para obtener resultados, es algo mucho más elevado y quizá más complejo de comprender, pero que no requiere de muchas explicación a la hora de abrirnos de corazón a la evolución de nuestra profesión, que en definitiva depende de la evolución interior de cada individuo.
En la evolución de lo que hacemos podemos llegar a la comprensión de lo que somos.
Te propongo dar este salto, enriquecer tu profesión, dejarte sorprender por tu propia potencialidad.
“Cuando rompemos el techo de lo que hemos aprendido nos encontramos con el cielo de las múltiples posibilidades que nos ofrece el misterio”
Como dije al comienzo, el lenguaje es el límite y todo lo que creamos desde el lenguaje es lo que nos limita, pero también puede ser una señal de que hay algo escondido, estas palabras compartidas puede ser el indicativo de que detrás de todas ellas puedas detectar ese más allá que tanto estás buscando, aunque quizá, todavía no lo habías reconocido.
Alberto José Varela
CREADOR DEL BEYOND COACH, una formación para expertos en coaching basada en el Método de Evolución Interior.
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Gustavo Ferreira [email protected]
Coordinador de la Escuela de Beyond Coach.