EL VIAJE SINCRONIZADO DE LA CONSCIENCIA Y EL SENTIMIENTO.
En la expansión estamos atravesando toda la existencia, traspasando las barreras de la incomprensión. Te invito a realizar el viaje más misterioso de la vida.
La tierra viaja sobre su eje a más de 1000 Km. por hora, a su vez viaja alrededor del sol a más de 100.000 Km. por hora, pero también el sistema solar está viajando dentro de la galaxia a una velocidad mucho mayor, y toda la galaxia también está viajando por el cosmos. !TREMENDO VIAJE ESTAMOS HACIENDO¡
Parece ser que nuestro ADN ha hecho un largo viaje por el cosmos hasta llagar a la tierra; luego del impresionante viaje evolutivo hasta llegar a ser humanos, nos dedicamos a hacer muchos viajes dentro de este pequeño mundo. Dicen que el más complicado de los viajes es el que hace un esperma para fecundar el ovulo. Desde que nacemos iniciamos un viaje hacia la muerte, y al morir es cuando empieza el gran viaje… a otra vida.
Entonces me pregunto ¿Qué acción puede ser la más preponderante y apasionante en la vida humana si no es viajar? ¿A dónde viajar? ¿Con quién viajar? ¿Cómo poder viajar?
Somos capaces de arriesgar la vida en los viajes que hacemos: viajes a la luna, al espacio, a través de los océanos, por el aire, complicadas carreteras, por peligrosos e inhóspitos caminos, viajes a la selva amazónica o a la india, y por qué no también viajes virtuales, imaginarios e incluso enteógenos, donde solo se puede acceder con la una consciencia despierta.
En cada viaje llevamos cosas que por lo general se pierden en el trayecto, sobre todo aquellas que cargamos sin sentido. Y cuando regresamos, nos sentimos felices, no sólo por ello, sino por haber recogido enriquecedoras experiencias en los lugares que visitamos. Todo viaje es un intercambio evolutivo para soltar lo que pesa y nutrirnos de lo que aliviana.
En una patera o avión se viaja para emigrar; al meditar se viaja para liberar, y cuando somos auténticos el viaje consiste en animarnos a expresar de la manera que sea; pero cuesta mucho porque estamos tan reprimidos y esclavizados…
Quizás esto explique en parte la causa del porqué se consumen cada vez más drogas o alcohol: para desinhibir, porque nos permiten viajar virtualmente, para huir, olvidar o divertir. Los enteógenos (como la ayahuasca o el bufo alvarius) también se consumen más y más por todo el mundo y en muchos casos sirven para dejar atrás los limitados viajes de las drogas, porque nos hacen viajar por el universo interior, por los sentimientos y por realidades más elevadas.
Tratamos de darle sentido a la vida haciendo estos viajes místicos; porque es un viaje interno, y se hace sin recorrer un solo metro de distancia, esos son los viajes más económicos y satisfactorios sobre todo cuando llegamos hasta la profundidad de la incomprensión, porque es ella la que nos muestra el punto en el hemos podido llegar con nuestra consciencia, y cuando llegamos a ese límite se nos desafía a hacer el tremendo viaje de la comprensión. El viaje a la comprensión es un cruce de frontera que expande la consciencia hacia el corazón. Es lo que yo llamo el viaje de la sanación, cuando mi consciencia se mete en cada cosa que no puedo comprender para lanzarme hacia la confianza, esa nave misteriosa que me lleva hacia la trascendencia.
Viajamos para desconectar, conocer, escapar, distraernos, olvidar, buscar e incluso para encontrar. Viajes de turismo, trabajo o negocios, familiares y espirituales. Muchas veces viajamos por viajar sin más, sin darnos cuenta que estar dentro del infinito es el más grande de los viajes. Todo se está expandiendo a más de 300.000 Km. por segundo. ¿Hasta donde llegaremos? lo cierto es que en la vida se puede viajar al cielo o al infierno también, y ambos destinos están tan distantes como cercanos, a tal punto que puedes acceder ahora mismo si lo decides.
Un día hice un viaje a Colombia, allí conocí un chaman, me dio Ayahuasca, una medicina chamánica que me permitió hacer el más maravilloso viaje de mi vida. Pero ese viaje era solo el anticipo del mágico viaje que se iniciaba en mi vida.
He viajado de Santa Fé, mi ciudad natal, a otra gran ciudad como Buenos Aires, luego el viaje lo hice a Madrid, en estos 15 años he viajado por toda España, en estos últimos meses he hecho muchos viajes por más de 20 países, pero no sólo porque tenga que trabajar, sino porque voy a llevar todo lo que he recogido en todos mis viajes, los exteriores e interiores. Voy a cada lugar que visito llevado e invitado por una infatigable viajera: MI ALMA, que por cierto me lleva a todas partes porque quiere hacer el viaje del florecimiento.
No es casualidad que en un viaje a Bolivia conocí a Roger Choque, un Yatiri que me inspiró para dar mis primeros pasos luego de salir de la experiencia de la cárcel (otro viaje tremendo que tuve entre rejas). Ese Yatiri también me hizo hacer un viaje para cruzar una antigua limitación mía. Estos son los viajes que no tienen retorno. Luego me enteré que un Yatiri es un maestro viajero que se atreve a llegar a si mismo. Cuando creamos con Paula el restaurante Yatiri en Madrid, lo hicimos con la intención de que la gente venga a comer o cenar a Yatiri para experimentar un viaje a través de las sensaciones: Comida sana y exquisita en un lugar creativo y acogedor. Es como si todo lo viera como un viaje, incluso el acto de comer.
Estamos viajando a cada segundo, como ahora mismo, tú leyendo estas palabras, y yo escribiendo. En este momento hay comida y bebida que están viajando por tu tracto digestivo, la sangre viaja por tus venas, y seguramente el pensamiento te esté haciendo viajar por la imaginación.
Por ello aprovecho este fenómeno momentáneo en el que estamos viajando juntos por unos minutos para compartir mi gratitud por estar viajando hacia la eternidad; este viaje es infinito, la vida es una corta escala, y ahora estamos sencillamente en una estación, aguardando el próximo trayecto. Si en esta estación en donde se nos ha dado un poco de consciencia para darnos cuenta del viaje y del viajero que hay en nosotros, podremos percibir la magnitud de la eternidad, realizaremos el viaje más misterioso que existe, penetrar en la comprensión de lo infinito, sentir de corazón que nunca hubo un comienzo, que todo existe desde siempre, y que así seguirá por toda la eternidad. La comprensión de la infinitud del espacio tiempo es el viaje más asombroso que yo he hecho en esta vida. Nada se le parece.
En esta estación podemos hacer muchas cosas. Los maestros de todos los tiempos han dicho que cada viaje es una estación y que todo lo que hacemos en cada viaje creará las condiciones para la próxima estación. En este viaje estoy saliendo de la semilla de mí Ser hacia arriba, creciendo hacia el infinito. Cuanto tu decidas hacer este viaje podrás comprobar que la energía de la evolución te llevara por sí misma, no hay nada que hacer, solo morir al estancamiento, al miedo, a la comodidad, a lo seguro y conocido; porque el viaje supremo es hacia lo desconocido y lo que no se puede controlar.
Te invito a amar, a compartir, a disfrutar, a crear, a entregarte, a perdonar, a vivir, a hacer el amor, a abrazar, a mirar con pureza, a cantar y bailar. Y sobre todo te invito a hacer el viaje más corto y complicado: desde la razón al corazón, apenas unos centímetros y a veces ni toda la vida alcanza para llegar allí, pero es la meta desde donde el alma puede viajar a todas partes, es su plataforma de lanzamiento, porque cuando los pétalos de la flor comienzan a abrirse se inicia el viaje de tu aroma hacia toda la existencia. Impactará inevitablemente en otros seres humanos y la naturaleza toda.
La física asegura que dado que nos estamos expandiendo, las galaxias y los planetas se están alejando ¿Será por eso que sentimos tanta necesidad de acercarnos al otro?
Para mi escribir es viajar de la mente al sentimiento y desde ahí viajar hacia ti a la velocidad de la luz, llegando a tu infinito universo interior, para dejar sembrada la semilla de la comprensión.
Gracias por acompañarme en este viaje tan corto y efímero a través de las palabras. es una manera de acercarnos y de inspirarnos uno al otro con un toque que nos transporta a la eternidad.
Alberto Varela