SISTEMICA 2 MADRE

UTILIDAD DEL DESBLOQUEO CATÁRTICO DEL ODIO. ¿Es necesario pasar por emociones destructivas y negativas para llegar al amor y la reconciliación?

EL COMPLEJO SENTIMIENTO DE AMOR Y ODIO HACIA LOS PADRES:

¿Cómo guiar un proceso de sanación de heridas sin perderse en el camino o acabar complicando el problema?

Paola, una participante de un retiro me escribió:

Hoy he presenciado un desbloqueo emocional donde una persona hizo una catarsis para sacar el odio que sentía y que quizá ni siquiera sabía que estaba tan escondido, ha sucedido durante la integración consciente que se realiza  en los retiro de evolución interior de Inner Mastery International, y me he preguntado: ¿Realmente es necesario conectar con el odio para llegar a la reconciliación o al amor? Si es así, ese odio no debiera ser mental, sino que debiera surgir de manera natural. Ese odio no puede ser impuesto por el facilitador, como si fuera una proyección del odio de otro activando el odio del participante.

Para acompañar al alma no se puede abusar de ella a través de la mente. Hay que acompañar al alma a que lo haga sola. Reconocer cada cosa que se vaya dando. No llevar a nadie a hacer nada.

Centrarse en el potencial es justamente dejarse guiar por lo que el alma necesita sanar. Por el poder de ese amor que lo guía. A nivel del alma. Y luego al mental.

 

RESPUESTA:

Es una oportunidad realmente extraordinaria poder responder esta pregunta, porque deja expuesta muchas realidades paralelas y entrecruzadas, que me permiten aclarar una serie de puntos muy profundos en relación al método de EVOLUCION INTERIOR que utilizamos en nuestros retiros por gran parte del mundo.

El odio es netamente mental, puede salir de manera natural o forzada por alguna situación.  Entre ambas maneras no hay mucha diferencia porque lo que sale es odio, y proviene del mismo lugar: una mente que ha reprimido el amor, y ahora se ha convertido en una energía de ira que se ha instalado en el cuerpo como una emoción destructiva.  El odio es mental y la ira es corporal, pero están interconectados.  El odio planifica venganza; envidia y quiere destruir, crea pensamientos de desconfianza y desesperanza, pero la ira es más inocente porque es odio instalado en las células, que habita en las sombras de las fibras y músculos, agazapado en la sombra hasta recibir la orden del odio para manifestarse.

Las personas que no conectan ni sacan el odio y la ira que tienen adentro, están destinadas generalmente a ser sumisos, cuando la ira y el enfado se reprimen se produce un encapsulamiento de la energía, dirigiéndose hacia adentro, por tanto pueden ser personas que tragan, que no reaccionan, que pueden ser maltratadas y no reaccionar. En vez de proyectar el odio hacia afuera lo introyectan.  Pero cuando las personas sacan el odio oculto fuera de un contexto terapéutico puede ser peligroso porque no tiene control ni están contenidos. Le ocurre a mucha gente que viven en estado de ira a flor de piel en su dia a dia; enojados por cualquier cosa, cabreados con todas las personas; muchos de ellos forman parte de ejércitos, bandas armadas o de grupos terroristas porque necesitan expresar todo el odio que llevan dentro.  Por tanto no es conveniente reprimirlo porque se convierte en una bomba,  ni expresarlo fuera de un marco de contención porque puede hacer daño a otros, de hecho que ya hubo muchos dictadores llenos de odio que mataron a millones de personas.

En caso de que se realice con una intención terapéutica, hay muchas técnicas muy estudiadas que lo posibilitan sin que haya ningún riesgo,  incluso la persona se siente muy aliviada al sacar el odio; gritando, golpeando en colchones o de diversas maneras.  La manera de guiar o provocar esa expresión de odio hacia afuera puede ser realizada desde diferentes lugares internos del terapeuta o facilitador que lo practique, pero lo más importante es que dicho guía deba tener un enfoque sanador, que no sea meramente el activador del odio; el secreto en este caso está en tener una visión profunda de la persona, siendo conscientes que detrás de todo ese odio hay amor reprimido, hay una gran sensibilidad escondida y que nunca ha salido a la luz; porque si el enfoque es desde la potencialidad, la mirada terapéutica estará puesta en el amor y la libertad, y no en el odio ni la represión;  de esta manera no se atornillará el odio sino que se abrirá la puerta hacia el amor.

Existe un miedo en muchas personas a que se exprese el odio y la ira creyendo que van a sacar a la persona de la posibilidad de amar y perdonar, cosa que es mentira, o mejor dicho ese miedo proviene de una desconfianza en la capacidad de amar y de comprender que tiene cada individuo.  También es cierto que a veces el odio, la impotencia, el resentimiento es tan fuerte que la persona puede acabar en una locura transitoria por la expresión de tanta ira acumulada y reprimida.  En esos casos hace falta gente experta en contener esas situaciones.  Luego la persona desbloqueada se siente como recién nacida, se ha descargado de una acumulación de energía destructiva inmensa. Eso es sólo el comienzo de un proceso de liberación, pero es de vital importancia.

El problema surge cuando ese odio se dirige a la madre y/o el padre,  porque surge el conflicto interno entre el amor que se siente desde el alma con ellos y el odio que se siente desde una mente que no ha podido integrar los malos tratos, el desamor, el autoritarismo o el desprecio. Entonces cobra sentido la pregunta de Paola: ¿Realmente es necesario conectar con el odio para llegar a la reconciliación o al amor?  Mi opinión contrastada con cientos de personas que he visto como liberaban el odio y la ira antes de conectar con el amor, es que “no es necesario conectar y expresar el odio, sino que es ABSOLUTAMENTE INDISPENSABLE”. En caso de no hacerse quedará como una sombra, como una bomba de relojería, camuflado detrás de un manto de supuesta sanación.  Si los terapeutas te llevan directamente al amor que sientes por tus padres por el hecho de que son tus progenitores y porque tu alma así lo desea, sin pasar por el duro trance de reconocer la parte periférica del odio producido por la falta de respeto que ellos han tenido por tu libertar y tu poder, entonces estarás accediendo a un proceso de autoengaño, que más tarde o temprano necesitará de una nueva indagación profunda.   Ya lo hemos visto en muchísima gente que nos dice “ya tengo trabajado o sanado el problema con mis padres” y cuanto les conducimos al interior oculto de sus pensamientos, surge inevitable la ira, el rencor, el odio y el deseo de gritarles como niños indefensos todo lo que no se atrevieron a decirles en su momento porque eran inocentes e impotentes. ¿Cómo un niño va a insultar a sus padres? Es imposible.  ¿Cómo un niño va a impedir que sus padres proyecten su ira si no está preparado psicoemocionalmente para ello?  Los niños tragan sin decir nada, lo aceptan todo, no rechazan nada que provenga de sus padres, y ese es todo el problema, que la inocencia es la parte más débil y susceptible de la consciencia, incluso me atrevo a afirmar que la inocencia es la parte más inconsciente de la consciencia. Es una puerta pura e inmaculada por la que se nos meten los benditos traumas que darán origen a una maravillosa búsqueda da sanación, reconciliación y amor por el alma de quienes nos han condicionado y traumatizado. Parece un juego macabro pero es genial. Es la base de la evolución humana: LA RECONCILIACIÓN.

No hay que poner en guerra el alma y la mente, son dos partes de la misma cosa.  La mente contiene la limitación, el alma la potencialidad.  La mente recuerda los traumas, los ha guardado y transformado en personajes, emociones destructivas y en sufrimiento; el alma recuerda la esencia, el amor profundo por los padres aunque hayan sido de lo peor, siente gratitud y  quiere reconciliación.  Por tanto ambas caras de la misma moneda deben ser atendidas, el único tema a tener en cuenta en este proceso es el orden y la prioridad.  SI NO SE ATIENDE PRIMERO A LA MENTE Y EL ODIO QUE SIENTE, TODO LO QUE SE QUIERA HACER CON EL ALMA SERÁ UNA TAPADERA. Si el odio no sale, si la ira no se manifiesta abiertamente, quedará camuflada detrás de una sensación de sanación que no tiene profundidad.  Pero si permitimos conectar y sacar toda lo reprimido, verlo, reconocerlo y contemplarlo con sinceridad y comprensión, nos liberaremos de la culpa por estar sintiéndolo a escondidas o desde el inconsciente, y eso abrirá el camino de la autentica reconciliación, porque el movimiento hacia el amor se hará desde un odio trascendido por la consciencia, no escondido por la necesidad de sanar.

Los terapeutas que sean padres o madres, debemos tener esto muy claro, aunque nos desafíe a nosotros mismos en el hecho de que nuestros hijos tendrán que hacer lo mismo con nosotros, más tarde que temprano, si de verdad quieren sanar de raíz la herida con los progenitores. Si somos hijos no podremos escaparnos de lo mismo.

Quizá digas “mis padres me trataron bien”  “mis hijos no hay sufrido traumas” “mis padres han sido ejemplares”  “mis hijos no necesitan contactar o expresar el odio para sanarse”  para todos ellos dedicaré otro artículo próximamente, porque estoy dispuesto a desmitificar la pureza y bondad de los progenitores, estoy listo para demostrar que todo humano anida un núcleo de resentimiento con los padres, si no fuera así, la humanidad no estaría tan mal como está. Es igualmente real el odio como el amor, son las dos caras de la reconciliación. Necesitamos sanación profunda con nuestros padres, es un trabajo para valientes, es duro y confrontador, pero de una increíble liberación.

Alberto josé Varela

[email protected]

 

https://albertojosevarela.com/video-resumido-de-una-sesion-de-desbloqueo-emocional-de-la-ira/

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Alberto José Varela

Fundador de empresas y organizaciones; creador de técnicas, métodos y escuelas; autor de varios libros. Estudiante autodidacta, investigador y conferencista internacional, con una experiencia de más de 40 años en la gestión organizacional y los RRHH. Actualmente crece su influencia en el ámbito motivacional, terapéutico y espiritual a raíz del mensaje evolutivo que transmite.

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