Decidir participar del retiro fue toda una sorpresa; pero estar allí, ver, oír, vislumbrar… ya me activó varios y distintos sentimientos. Participar de la primera experiencia de tomar Ayahuasca sin ningún conocimiento fue un éxtasis sin proporciones. La experiencia quizá más sorprendente y positiva que viví.

Creemos que solo podemos recibir lo divino cuando lo divino te hace merecedor. La experiencia de la toma y los momentos de integración y convivencia me mostraran otra realidad hasta entonces desconocida para mí. Vi lo divino presentarse en mi vida mediante la presencia de ángeles, ángeles humanos,  dispuestos a transformar esos momentos en algo divino, humano y espiritual. En todo momento sentí lo divino que transformaba mis más íntimos sentimientos destructivos en experiencias positivas. El miedo, el dolor, la ansiedad, finalmente se han ido poco a poco.

Muchos días después  de la experiencia, aun sigo viviendo ese éxtasis que la Ayahuasca plantó en mi ser. Conocerse desde el sentir y dejar florar ese jardín interno que estaba secando por falta de vitalidad fue realmente lo más positivo de toda la experiencia. Sí, a ese retiro llegué con mi jardín descuidado e incapaz de aceptar un estado primaveral, salgo con mi jardín  intimo habitado por  todos los elementos vitales que componen la esencia de la vida.

La capacidad de reconocer mis ángeles humanos en todos los momentos del retiro fue algo inesperado e innovador. Mis ángeles no desistieran, en ningún momento de mí, proveídos de mucho amor  sembraron mis jardines con las más selectas semillas, las semillas del Amor proprio, de la compasión, de la amistad, de la familia, de la superación, de la incondicionalidad de AMAR, de sentir y de confiar siempre.

Agradezco haber encontrado lo divino en los ángeles humanos que me acompañaran durante todo el proceso de cura, revelándome cada sentimiento en las charlas para luego vivirlos intensamente durante las tomas de la ayahuasca, en donde pude iniciar la cura de todas las heridas abiertas.
Ahora, ya en el amparo de mi familia y descansada, puedo sentir y vivir cómo se está procesando esa reforma íntima, ese deseo de mejorar, de vivir, de escuchar, de sentir y de inspirarme con cada palabra y sentimiento que allí encontré.

Ahora creo en la capacidad que tengo de desear, querer y vivir cada día con la intensidad merecida. A mis ángeles humanos, permitirme encontrarlos en cada rincón de la vida, sea en el vecino, en el amigo distante, en cada persona del grupo, en cada facilitador, en mi hijo, hermanas, amigos. Si, descubrir que todos somos y podemos ser ángeles en la vida de todos y humildemente solicitar y donar , ayuda, apoyo y esencialmente  AMOR.

Estoy agradecida a la grande medicina que desconocía, agradecida de todos los humanos perfectos que me han donado la inspiración para seguir, la certeza de la conquista y la luz para caminar, donando vida desde la propia vida, reconstruyendo las bases de la felicidad plena, amando sin apegos y exhalando el AMOR por todos los rincones de mi vida.

“VIDA  QUE HACE VIDA”

Los espacios antes abiertos a las desilusiones, tristezas, desencuentros, soledad y miedo, ahora van rellenándose de otros sentimientos y actitudes.
Gracias, gracias, gracias por todo lo vivido, por todo lo aprendido y por todo el amor recibido.
Gracias por todas las músicas, por todas las formas de expresión.
Gracias por todo el cariño, por cada abrazo y por todas las lágrimas que bañaran mi alma.
Gracias a la grande Ayahuasca y a todos los que me hicieran posible vivirla.
Gracias , Gracias, Gracias

Lu