DEL TODO VENIMOS Y A LA NADA VAMOS.
En medio está la vida, la experiencia de la consciencia y la posibilidad de trascender.
Demasiado bien estamos los seres humanos con lo que nos toca asumir y asimilar. Sometidos a una realidad virtual ilusoria que tiene toda la apariencia de ser real. Aprisionados en una realidad tan real y tangible que no nos permite percibir el estado de adormecimiento de consciencia en el que estamos atrapados. Despertar es el milagro, pero conseguirlo es de pocos. ¿de quién o de qué depende?
El tan anhelado despertar, del que depende el acceso a un estado de plenitud, puede ser una ilusoria posibilidad para muchos, o un sueño que se puede hacer realidad para otros. ¿Quién o qué lo determina?
Todo y nada, nadie y alguien, muerte y vida son caras de la misma realidad. Un cubo de 6 caras que componen la tridimensionalidad. Todo, nadie y muerte pertenecen al lado misterioso y oscuro de la existencia; donde están las claves y el origen de todo lo que existe. Nada, alguien y vida pertenecen al lado problemático y conflictivo de la experiencia. Donde se manifiesta el sueño haciéndose realidad por un breve y minúsculo momento en el que en un descuido nos perdemos la oportunidad.
La tridimensionalidad define el ancho, el alto y la profundidad de los objetos tangibles y visibles, pero cuando estos están sometidos al viaje en el tiempo, acceden a la cuarta dimensión. El cubo está viajando por el espacio infinito dando vueltas y vueltas, apareciendo y desapareciendo, estando en uno u otro lado de la existencia, visitando lugares y estados tan distantes como parecidos.
Cuando de repente aparecemos a la vida, llegamos con nada, en estado de vacío total, como un folio en blanco en el que cualquier cosa se puede escribir. En el proceso de registro de experiencias surge alguien que se comienza dar cuenta de lo que está ocurriendo, pero el nivel de consciencia que utiliza todo niño humano es tan básico y precario que no puede sostener el peso de ese alguien que va creándose para poder asimilar todo lo que percibe.
Venimos de la nada, y allí no hay alguien; por tanto, queriendo ser alguien en la vida nos desconectamos del misterio. Venimos del infinito, y allí no hay limites; por tanto, al aferrarnos a lo material nos olvidamos de la eternidad. Separados del origen nos encerramos en una insoportable soledad en donde nada es posible. Cuando no ocurre nada en la vida de un ser humano, en alguna medida esta reconectándose con la autentica naturaleza de donde provenimos. Sentir la nada en esta vida produce un vacío de tal magnitud que la angustia se apodera. Es cuando el adormecimiento empieza a tambalear de su aparente permanencia.
El juego de la comprensión consiste en crear todo tipo de experiencias desde una consciencia despierta que permita a muchos otros acceder a la posibilidad que hasta ahora no estaba disponible.
El despertar comienza a ser una posibilidad cuando nos damos cuenta de que estamos dormidos, cuando la opción de despertar comienza a ser una posibilidad, cuando empezamos a soñar que estamos dormidos y que hay otra realidad mas allá del sueño en la que podemos despertar.
Es tan precioso jugar a este juego, tener la posibilidad de experimentar la consciencia, desde los niveles más bajos hasta los más elevados, en donde algún día podamos ser conscientes de la propia consciencia. Ahí estaremos a un paso de la trascendencia total. La meta es tan elevada que la mente no puede dimensionarla, y ese es el desafío, poder lanzarnos a un viaje tan largo e infinito que no podamos visualizar ni imaginar aquello con lo que nos encontraremos.
El viaje es largo, pero en un punto se comienza a andar, y ya nunca se dejará de avanzar.
Si quieres jugar a este juego de la comprensión, te invito de corazón a compartir los escritos que a partir de ahora voy a publicar en continuidad a este que se inicia hoy.
Pertenecerán a la categoría JUEGO DE LA COMPRENSION, ESPIRITUALIDAD, SANACION TRASCENDENTE Y ESCUELA CONSCIENTE.
Estos textos serán detalladamente analizados en los ciclos formativos de la Escuela Consciente.
Alberto José Varela