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LA MOLÉCULA DEL CONDICIONAMIENTO (1ra parte)  El sistema de auto-conocimiento de la huella energética heredada de los padres, para evitar la repetición.

ESTAMOS PROGRAMADOS: LAS CONDICIONES ASOCIADAS Y ENTRELAZADAS CREAN EL INFIERNO EN QUE VIVIMOS.

Un viaje en la indagación de las raíces energéticas del pasado para la comprensión del presente.

Este texto es una síntesis del desarrollo conceptual de un sistema de autoconocimiento que expongo en la Escuela Consciente, basado en el hecho de que el niño se nutre del entorno más cercano (los padres o figuras paternas) y esto le condiciona, luego descargará durante su vida -de una manera más refinada y amplificada- todo aquello que ha recibido del exterior, transfiriéndolo a los otros. Aunque haya varios factores que conforman ese “exterior” el padre, la madre y la relación que ellos tuvieron conforman el núcleo de esta cuestión.

De fuera proviene la agresión, afuera está quien produjo la herida y por tanto es afuera donde hay que devolver el castigo. Funciona como un mecanismo de compensación o venganza hacia quienes nos esclavizaron, pero en el fondo es un mecanismo de REPETICIÓN que sirve para perpetuar el sistema del que provenimos.

Una de las cuestiones más angustiantes de los seres humanos es que no somos libres, nuestro destino es una consecuencia de una serie de programas instalados cual sistema operativo que nos dirige, el destino de cada individuo no una creación personal. El hecho de no poder ser diferentes nos tortura, no poder ser nosotros mismos nos condena. Por eso insisto en que los motivos de la esclavitud energética deben ser indagados para poder liberarnos.

La idea central de este desarrollo teórico es poder arrojar luz a la esclavitud en que vivimos y así poder decidir si queremos liberarnos o no, en caso afirmativo, será indispensable iniciar un proceso de DESPROGRAMACIÓN, es la iniciación de un proceso terapéutico que proponemos a los participantes a nuestros retiros de Evolución Interior y que profundizamos en nuestra escuela.

 

ALGUNAS ACLARACIONES ANTES DE DESARROLLAR EL CONCEPTO:

Llamamos “raíces energéticas” a los lazos mentales, emocionales y sentimentales que nos vinculan con las personas que han determinado la constitución del YO (la cárcel), que son fundamentalmente los progenitores o padres. (No incluyen a los lazos espirituales ya que estos están relacionados con la esencia y no con el yo).

Ejemplos significativos de estas influencias energéticas son, en primer lugar, las expectativas de los padres hacia los hijos, como un mandato en el que el hijo se convierte en un proyecto de los padres. Esta situación crea un lazo energético que los hijos experimentan como si estuvieran conectados todo el tiempo a esa parte mental de sus padres, que a su vez tiene todo el apoyo de lo emocional, y en la que está registrado el deseo que tienen y que proyectan a sus hijos. En segundo lugar, las lealtades de los hijos hacia los padres crean un lazo energético en la que los hijos experimentan la obligación de ser leales a sus progenitores como una deuda permanente hacia ellos. El inconsciente familiar une y produce el deseo de pertenecer de tal manera que se crea la lealtad.  No nos permite ser individuales. El yo es la cárcel, la lealtad es la celda en donde nos recluimos.

En ambos casos se puede apreciar que se crea una deuda entre ellos reciproca y bilateral que los mantiene atados e incluso esclavizados. La expectativa es descendiente y recíproca; mientras que la lealtad es ascendente pero no es recíproca.  Ambas se crean por un amor malentendido y expresado de una manera inadecuada o por falta de amor; por ello acaban generando tantos traumas, conflictos y divisiones.

 

El origen del nombre: “La molécula del condicionamiento”

Una buena analogía que podemos realizar para aclarar el motivo de porqué le he llamado MOLÉCULA del condicionamiento, es con la Química, ciencia que estudia la estructura, las propiedades y el comportamiento de la materia y la energía que interfiere en toda acción de la materia.

Un átomo es un conjunto de partículas dispuestas de una manera inteligente.

Una molécula es un conjunto de átomos dispuestos de alguna manera inteligente.

Una célula es un conjunto de moléculas agrupadas inteligentemente.

Un órgano es un conjunto de células también agrupadas inteligentemente.

Es decir que en la naturaleza hay agrupaciones inteligentes que han hecho posible la existencia. En este sentido una molécula es el punto en donde la energía comienza a estructurarse para entrar al mundo de la materia de una manera más concreta. Por ello se habla de “estructura molecular”. Dicha estructura crea el puente entre lo material y lo que no es material (ya sea espiritual o emocional).

De igual modo en que la unión molecular es un contacto profundo que se realiza en la materia, en las relaciones con los progenitores también hay uniones moleculares, pero son de carácter energético. Son vínculos invisibles que están instalados a nivel mental, emocional e incluso físicos. Estos vínculos de unión debieran ser transitorios hasta que los hijos crezcan y se hagan grandes, para luego cortarlos naturalmente de modo que esos “niños” que ya crecieron puedan madurar y ser ellos mismos sin tener que depender de las influencias energéticas de sus padres.

No me refiero a cortar todo el vínculo espiritual y afectivo con los hijos sino sólo la parte en la que hay una unión transitoria y necesaria para proteger, cuidar y nutrir a los hijos. No significa cortar o eliminar el vínculo de amor -el que puede existir para toda la vida y más allá de ella-, sino los diferentes vínculos esclavizantes que crean los padres desde muy temprano y que enferman el psiquismo de los hijos.

 

UNIÓN MOLECULAR TRANSITORIA:

En el mundo animal, hay pequeños lagartos que desarrollan la cualidad de poder adherirse a las hojas de las plantas para poder caminar sobre ellas sin caerse. Aunque la ley de la gravedad juegue en contra, pareciera que se pegan a la superficie desde sus patas. Esta adherencia se denomina “unión molecular transitoria” pues dura unos segundos porque si no, no podrían caminar ni moverse.

En el caso de los seres humanos, creamos uniones moleculares energéticas que debieran se transitorias pero las hacemos permanentes, situación nos esclaviza para siempre, impidiéndonos movernos con libertad y ser nosotros mismos; “quedando pegados a la superficie sin poder avanzar” o dicho más directamente: quedando estancados en el infantilismo.

Si no superamos esta fase, las uniones moleculares energéticas que se crean posteriormente con parejas, hijos, jefes, empleados, socios, compañeros, etc., son repeticiones del patrón originalmente adquirido en la interacción con los padres, y tienen por objetivo perpetuar un modelo energético de comunicación, relación y percepción.

 

PROYECCIÓN DEL MODELO ENERGETICO HEREDADO EN EL PRESENTE

Introducirse en la molécula del condicionamiento es todo un proceso de autoconocimiento de una parte central y vital del pasado que se proyecta inevitablemente en el presente. Me refiero a que el presente es una copia más o menos fiel del pasado, como si copiáramos y pegáramos una y otra vez para repetir el pasado constantemente y de acuerdo a las órdenes recibidas.

Esta línea de investigación y trabajo de autoconocimiento nació hace ya casi 30 años, cuando comencé a darme cuenta de la relación que tiene el presente con las huellas del pasado, y de la inmensa profundidad que tienen las raíces psicológicas, emocionales y espirituales que sustentan nuestras decisiones, actos y situaciones actuales.

Haber realizado innumerables talleres de constelaciones familiares, movimientos sistémicos, y haber investigado otras disciplinas como la Psico-genealogía o la Psicología Sistémica, me dio las bases para una comprensión mucho más profunda dentro del ámbito de las influencias del entorno humano en el psiquismo de un niño. Aunque no sólo nos vamos a centrar en el psiquismo, es a través de este que todo lo demás comienza a organizarse.

Mi visión, extendida a casi todos los seres humanos que veo, es que somos niños heridos, personas con apariencia de ser maduras pero que esconden la inmadurez, ya que en el fondo siempre hay algún tipo de trauma, carencia o herida que está más o menos oculta o agazapada y que les mantiene en un infantilismo enfermizo. Es probable que este sea uno de los motivos más importantes del sufrimiento de un individuo, por esta razón dedicamos especial atención al desarrollo de este tema en nuestra Escuela.

En la vida cotidiana siempre surge el momento o situación para que se dispare -cual resorte incontenible- la energía acumulada de esa molécula del condicionamiento, arrojando hacia el entorno, toda la fuerza que contiene.

Lo que en psicología se denomina “PROYECCIÓN” no es más que impotencia contenida que de repente explota hacia fuera, o dicho de otra manera, es libertad reprimida con la necesidad de salir. Aunque los psicólogos afirmen que “proyectar” es poner en otros lo que es de uno mismo, esto es sólo una parte de lo que es la proyección.

La conclusión a la que llegué después de muchos años es que el niño se nutre del entorno y descargará de una manera más refinada y amplificada todo aquello que ha recibido de éste, transfiriéndolo a los otros. Lo que viene del exterior al exterior hay que devolverlo. El exterior es la sociedad toda (los padres, su relación, la educación, la cultura, la religión, la familia, los amigos…) pero este estudio está centrado en los padres y su relación proyectada en la vida de un niño.

Decidí llamarle MOLECULA DEL CONDICIONAMIENTO, porque, como su nombre dice, es un conjunto de millones de átomos vivos y en movimiento (o energías multifactoriales del pasado) que al unirse conforman una MOLÉCULA. De esa conformación nace la base sobre la cual se construirá todo el condicionamiento humano. El condicionamiento básico es la estructura sobre la cual se edificará la o las personalidades (conjunto de personajes o máscaras).

Dicha molécula es única e irrepetible en cada una de las personas, ya que se ha configurado de esos millones de átomos o impactos energéticos del entorno de una manera que no se repite con ninguna otra persona.  Pero después de haber practicado el desarrollo del marco teórico, pude darme cuenta que había mucha gente que se identificaba con determinados modelos de la molécula, que tenían cierta similitud o parecido, y que por tanto se podían abordar de manera genérica, pudiendo, de esta forma, tratar grupalmente la definición de ciertas influencias comunes a muchos seres humanos.

Es decir que hay un ego individual y un ego grupal que tiene puntos de unión. “Ego” es la identificación que se crea y sostiene según los personajes o personalidades que se hayan adoptado. Por ello podríamos afirmar sin duda que la MOLECULA DEL CONDICIONAMIENTO muestra claramente los planos internos de cómo está estructurado el ego y su manera de relacionarse, para percibir y decidir.  En este sentido, realizar este recorrido de autoconocimiento puede conducir al acceso del núcleo de donde surgen gran parte de las conductas y vivencias que hemos tenido y tenemos en nuestra vida.

De esta manera uno puede ver y decidir si quiere seguir igual o si quiere cambiar algo de su vida, y así poder relacionarlo con diferentes aspectos de esta molécula del condicionamiento.

La molécula del condicionamiento es un plano de autoconocimiento, para descubrir las tendencias energéticas que todos tenemos según las relaciones que se hayan establecido entre los progenitores, entre la figura materna y el individuo, la figura paterna y el individuo y la figura de la relación entre los progenitores y el individuo, que a su vez provienen de generaciones anteriores.

Son “raíces energéticas” porque representan las improntas psicoemocionales que hemos captado en el proceso de crecimiento.  Son impactos del entorno cercano que se imprimen en nuestro psiquismo creando un impulso energético hacia dentro que inevitablemente tiene la tendencia de volver a salir hacia fuera. Dicho de una manera práctica es una impresión original de la que luego se realizaran innumerables copias. Dependiendo de la fuerza y profundidad de dicha impresión será la calidad de las copias.

Cada persona experimenta la impresión de esas energías como una presión interna, algunos la proyectan y otro la introyectan, algunos la expulsan y otros se la tragan, y algunos hacen ambas cosas. Es decir, que pueden existir tres tipos de reacciones con esas energías.

Entendiendo que las relaciones son la estructura del condicionamiento, si se observa conscientemente este funcionamiento, el individuo puede llegar a la conclusión de que todas sus relaciones son una consecuencia de un modelo implantado inconscientemente por esas tres fuentes energéticas que le fueron provistas en los años de su niñez.

Las relaciones son los raíles por los que viaja el tren del condicionamiento llevando energía de uno a otro para así poder perpetuarse.

Quienes queremos realizar un trabajo de auto-conocimiento profundo para descubrir todos los planos de cómo están hechas nuestras estructuras, debemos sumergirnos en diferentes capas internas, esta es una de las capas tectónicas más duras y gruesas de nuestros cimientos; es complicado y doloroso meterse ahí, pero a su vez es treméndamente liberador, porque podemos llegar a comprender gran parte de nuestros asuntos cotidianos.

Los humanos no somos el pasado ni lo que hemos vivido, no somos nuestros padres, pero es cierto que vivimos como si lo fuéramos, por tanto, es indispensable desidentificarnos de estas raíces energéticas. El trabajo es arduo porque cuando comprobamos cuales son las raíces de nuestro destino, ya están metidas muy dentro de nuestro psiquismo, han constituido nuestra forma de ser, de ahí que liberarse de esas influencias inconscientes se pueda equiparar con un auténtico exorcismo. Pero no serán precisamente demonios los que podemos liberar sino las energías más básicas e influyentes que han constituido la realidad que vivimos.

Si estas a gusto con lo que eres, con las personas que conoces o aprecias, y con las relaciones que tienes con ellos, te desaconsejo hacer este estudio. Si te sientes feliz en como interactúas con el entorno humano no necesitas este sistema de auto-conocimiento, a no ser que quieras auto-cuestionarte y abrirte a una observación.

 

Alberto José Varela

[email protected]

 

PARA MAYOR INFORMACIÓN SOBRE ESTE SISTEMA DE AUTO-CONOCIMIENTO:

[email protected]

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Alberto José Varela

Fundador de empresas y organizaciones; creador de técnicas, métodos y escuelas; autor de varios libros. Estudiante autodidacta, investigador y conferencista internacional, con una experiencia de más de 40 años en la gestión organizacional y los RRHH. Actualmente crece su influencia en el ámbito motivacional, terapéutico y espiritual a raíz del mensaje evolutivo que transmite.

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