NO RECOMIENDO LEER ESTE ARTÍCULO a quienes de verdad no quieran ver o no quieran encontrar lo que les hace sufrir.
Escribir me mete en líos. He recibido mensajes privados de lectores que me demuestran que con el post que publiqué hace unos días con la primera parte de ¿Cuál es el origen?, se han abierto muchas puertas y ventanas por las que está entrando mucha luz de comprensión y mucho viento de sanación. Para algunas personas el viento es como un ciclón que les está dando vuelta todo, me reprochan que tenían las ideas tan bien ordenadas y que al leer mi artículo se les está desordenando todo. Otros me dicen que les ha abierto un camino directo a lo que buscaban, pero la luz que entra les encandila tanto que quisieran cerrar sus ojos; pero tengo muchos más comentarios, más o menos positivos, todos confluyen en el mismo punto: que me acabo de meter en un gran lío por haber tocado aspectos tan sensibles y profundos. Esta situación me obliga a continuar exponiendo mi comprensión acerca de estos asuntos internos relacionados con la sanación del ser humano. Algunos me dicen: “ya que te has metido en algo que nos llega tan profundo, vas a tener que continuar”. Es obvio que cuanto más me meta en estos temas y conceptos, el lío se va a ir agrandando, pero estoy listo a continuar hasta que haya suficientes palabras, reflexiones y energía para que este globo llegue a explotar en una gran comprensión, tanto para mí como para quienes me leen.
En la primera parte he dejado caer una serie de ideas que parecen inofensivas, pero son un auténtico peligro para quienes quieren continuar igual. Me lo acaba de demostrar un psicólogo y psicoterapeuta que lee todo lo que escribo -mejor dicho se lo traga todo más que leerlo-, y es para mí una gran fuente de inspiración cada vez que hablo con él, porque es un ser tan inteligente, despierto y abierto, que con sólo hablar unos minutos me comienzan a llegar más y más ideas de los puntos que no debemos olvidar en el camino de evolución interior hacia la sanación. Él me acaba de llamar por teléfono para hacerme unas cuantas preguntas que se resumen en esta tremenda pregunta: ¿Qué me está sucediendo y por qué me está ocurriendo ahora? No hace falta que dé detalles de lo que me contó, pero es una interrogante que ha desplegado una serie de respuestas complementarias que pueden ayudar a encontrar una respuesta contundente a la mayoría de las dudas que tenemos.
La sanación tiene un aspecto netamente existencial y espiritual, que no se relaciona precisamente con los traumas experimentados o heridas del pasado. Sino más bien con el hecho de comprender la existencia. La reconciliación con el origen depende de saber de dónde vengo y a dónde voy, de comprender por qué existo, por qué soy como soy y por qué estoy aquí. Todo esto tiene íntima relación con la pregunta de este magnífico lector de mi blog: ¿Qué me está ocurriendo ahora? ¿Por qué me ocurre a mí?
Todo lo que nos ocurre está relacionado íntimamente con el punto de que estamos dentro de un proceso de evolución de la consciencia que nos lleva inexorablemente hacia la sanación.
Hay personas que por su gran capacidad de comprensión y asimilación de conceptos crean una realidad virtual respecto de sí mismos, como si construyeran un lugar en el que creen estar o al que piensan haber llegado a golpe de leer libros, de hacer cursos y talleres, de llenarse de conocimientos y de tener respuestas para casi todo. Pero de repente les ocurre algo que les supera, que no pueden encajar, que les expone en su situación real y les hace ver que ese lugar en donde creían estar no era más que una fantasía. Ahora toca reconocer y sincerarse. No hay otra opción si es que no se quiere seguir en el mismo bucle de repeticiones de hechos que hacen sufrir.
Estas personas que son capaces de comprender que todo es un sueño, que la existencia es un juego, que lo que vemos es ilusorio, son personas que por lo general tienen muchos asuntos por resolver y que por alguna razón aún no han podido, por tanto utilizan lo comprendido espiritualmente para refugiarse del dolor que les podría suponer acceder a esos puntos omitidos o no resueltos. En ese sentido la comprensión del sueño y de la ilusión puede hacernos indulgentes con nosotros mismos; entender algunos aspectos de la existencia y la espiritualidad puede resultar un acto evasivo para no acceder al núcleo de dolor, que a su vez esconde el origen del por qué seguimos recreándonos una y otra vez en lo mismo.
Es posible que estas palabras te den una orientación. Cuando no conocemos el amor de verdad nos volvemos indignos. Sentimos que nos merecemos lo peor, o que lo mejor no es para nosotros. Es entonces cuando se desata la tormenta interior. Esto nos sucede de niños, y ante tanto movimiento descontrolado de emociones y sensaciones desagradables, lo único que podemos hacer es controlar, olvidar, mirar para otro lado, distraernos.
Por ello, en este mundo hay tantas cosas hechas especialmente para distraer el ser humano, para que no se acuerde del desastre del que proviene. La diversión y la distracción mueven un gran negocio mundial, que de paso sirve al sistema para que todos sigan igual, sin acordarse de que en algún momento se dieron cuenta de que nadie les amaba. ¿Recordar eso sería trágico para la humanidad? Mucho más trágico es esconderlo en el inconsciente, porque es desde allí desde donde surgen las conductas autodestructivas, desde ese ocultamiento se crean infinitos mecanismos con su propia inteligencia que se activan justo a tiempo y en los momentos más precisos para que todo siga siendo igual, son bucles programados por el inconsciente para no poder salir de lo que los maestros llamaron la rueda del error; para mí es la rueda del horror. ¿Cuál puede ser el sentido de continuar recreándose en los traumas? ¿Por qué seguir atrayendo situaciones para revolcarnos en el dolor que nos producen las heridas?
¿De dónde proviene el impulso de hacernos daño inconscientemente?
Recuperar la memoria de esta trágica realidad de no haber sido amados nos abre a todos a hacer terapia, a sanar la herida primordial, a comprendernos y a apoyarnos unos a otros, nos pre dispondría a buscar la solución. Por eso siento que en la medida que aumente la consciencia humana, todo el mundo se está preparando para hacer terapia. No hay otra opción si queremos resolver los problemas de raíz. Pero es un tipo de terapia totalmente nueva, original y desconocida aun.
Lo puedo comprobar en tanta gente que veo en varios retiros que organizamos y a los que asisto, la gran necesidad de hacer terapia. Quizá ese sea el motivo principal del por qué viene cada vez más gente a nuestros retiros, porque lo orientamos todo a la profundización en uno mismo a través de procesos psicoterapéuticos que nos alisten para dar el gran salto hacia dentro. Estamos creando ese nuevo tipo de terapia que pueda llegar al problema de raíz.
La no experiencia del amor, o la experiencia de un amor falso, es la fuente de toda adicción, de todo sufrimiento, de todo desequilibrio, de toda desarmonía. Es por ello que al construir una identidad o personaje que acepta el rechazo y la indignidad se comienzan a crear todo tipo de mecanismos que se ocuparán de reproducir la misma canción toda la vida. Una y otra vez se escuchará lo mismo: “NO VALGO”,“NO SIRVO”, “NO SOY DIGNO”, “NO ME LO MEREZCO”, “LO BUENO Y LO MEJOR NO ES PARA MÍ”, con una música tétrica de fondo, cual voz en off que se repite para guiarnos por el camino del suicidio.
Es tan obvio, que si lo que nos ocurre no es compatible con lo que nos merecemos, es porque aún no hemos llegado a perdonarnos, valorarnos y liberarnos de toda culpa o sentimiento de indignidad. Si ante cualquier cosa que te suceda y te haga sufrir, dices desde lo profundo de tu comprensión: “Esto no es para mí porque no me lo merezco” entonces no accederás nunca más a aquello que te daña. Si todavía te haces daño es porque aun no sabes lo que vales.
Mi respuesta espontánea a este hombre que me ha llamado hoy fue: “TODAVÍA NO HAS DESCUBIERTO LO QUE VALES. AÚN NO HAS RECUPERADO LA DIGNIDAD. AÚN NO TE AMAS.”
Él me respondió: “Ahora me doy cuenta que he podido amar a otros hasta el mismo punto en que me amaba a mí mismo.”
Yo le dije: “Toda conducta repetitiva es un acto de reafirmación de algún pensamiento que se tiene instalado. Todavía eres un adicto al castigo. El set de herramientas macabras que has creado y utilizas a la perfección para torturarte es admirable. Herramientas de auto-tortura inconsciente”. Él comenzó a reírse sin parar repitiendo una y otra vez: “Herramientas de auto-tortura que usamos para castigarnos” yo también comencé a reír como un loco… La expresión es muy confrontadora pero a su vez muy cómica, porque desnuda esa actitud absurda que adquirimos para seguir en la misma mierda de siempre. Él me dijo: “Ahora me voy, tengo que dar una conferencia en 20 minutos, ya he escuchado lo que necesitaba, gracias”.
Dejamos que nos maltraten, permitimos que nos humillen, aceptamos que nos traicionen, apoyamos a quienes nos mienten o rechazan, seguimos a quienes nos llevan al precipicio de la incomprensión… ¿Qué es lo que estamos haciendo?
La presencia y ausencia del amor, buscando la raíz de un conflicto existencial
Al comienzo dije que La sanación tiene un aspecto netamente existencial y espiritual, que no se relaciona precisamente con los traumas experimentados o heridas del pasado. Sino más bien con el hecho de comprender ciertos aspectos de la existencia para encontrar la paz y la armonía en nuestro corazón. Todo se resume en la misma pregunta que me hizo este lector: ¿por qué me ocurre lo que me ocurre?
Aunque parezca que la ausencia de amor es un hecho psicoemocional que es considerado como una herida del pasado o un trauma que debe ser tratado desde el punto de vista terapéutico, para mí, todas las situaciones relacionadas con la ausencia o carencia de amor son en el fondo un problema netamente existencial cuyas raíces son espirituales, que dan la pista del origen del conflicto humano. Este conflicto no se puede resolver con terapias, pero son ellas las que nos pueden preparar para dar el salto a la gran comprensión, si es que son terapias apoyadas por una expansión de consciencia y un apoyo preciso para llevar a cada persona al momento y al punto exacto desde donde poder dar el salto… hacia la sanación.
El desamor es la experiencia más profunda a comprender. Llegar a darnos cuenta que venimos del amor, que vamos hacia el amor, que todo está hecho por el amor y que en medio nos ha tocado experimentar la falta de amor de muchas maneras y en muchos momentos de la vida desde muy niños.
Las experiencias de rechazo, humillación, juicio, abandono, maltrato, traición, abuso y represión generan un registro de desamor que cala muy hondo en cualquier ser humano, allí en lo profundo vive el conflicto existencial de mayor calibre; es tan complejo que no puede ser visto con claridad por una mente que no tiene demasiados recursos para ir más allá de lo que los ojos ven, es tan misterioso que no puede ser descubierto por una inteligencia que no es capaz de enfocarse en lo desconocido. Trascender este conflicto original depende de realizar un recorrido de evolución interior en donde confluyan las terapias y la espiritualidad de manera integrada y complementaria apuntando hacia un mismo objetivo: la sanación del alma. Que la defino como LA RECONCILIACIÓN CON LA EXISTENCIA.
Podemos pasarnos la vida y toda la eternidad preguntándonos ¿Por qué me ha tocado vivir esto? Y ante esta pregunta puedes hacer millones de horas de las mejores terapias, puedes inyectarte por vía intravenosa litros de ayahuasca, puedes ser el discípulo más santo y devoto, o puedes llegar a hacer los sacrificios más inimaginables, pero la pregunta seguirá pululando por tu inconsciente. La mente te dará respuestas superficiales, pero tu corazón no acabará de comprenderlo; en el mejor de los casos la razón te hará buscar ayuda, pero no podrás más que auto-engañarte de que “ya te lo has trabajado”, tu alma sabrá que esa sensación de incomprensión sigue estando ahí. Incluso puede sucederte como a mí, que hayas alcanzado el amor, que lo hayas experimentado de muchas maneras y con muchas personas con diferente tipo de vínculo, pero eso solo alivia el dolor de comprobar que estamos en un mundo en donde todo lo que creamos solo sirve para sustituir la falta de amor. Que hay millones de personas que ante este desastre de no poder vivir y experimentar el amor, se lanzan a una vida superficial y llena de distracciones y evasiones; o bien trágica, tortuosa y hasta dirigida al suicidio.
Qué extraño y contradictorio es que el amor lo haya creado todo y que sea la fuerza creativa más poderosa y que por otro lado nos haya metido en un espacio-tiempo virtual para experimentar su ausencia, condenándonos a buscarlo denodadamente, esclavizándonos a hacer de todo para alcanzarlo. Como si nos hubieran metido dentro de una burbuja existencial separados del amor para que el anhelo de reencontrarnos nos vuelva seres creativos y constructivos, seres que inventamos todo tipo de cosas útiles y preciosas.
En ese sentido, reconozco la inspiración que me ha dado estar ahora mismo dos días y dos noches en EuroDisney en Paris, he venido a traer a mis hijas menores de 8 y 13 años, Amelýs y Anahí, ellas están felices de estar aquí. Paula y yo las miramos y les hacemos saber de mil maneras cuanto las amamos, soy consciente que amarlas es un atenuante para el conflicto existencial que quizá ellas también algún día comprendan. Veo tantas cosas bonitas aquí, es espectacular, un paisaje precioso, también veo tanta diversión y distracción de miles de personas que no puedo omitir observar más profundamente que evidencian tener en el fondo el mismo trauma original relacionado con el desconocimiento, la ausencia o carencia del amor.
Parece mentira que sea nuestra propia esencia la que no podamos conocer y experimentar: El AMOR. Y que los pocos o débiles registros de amor que tenemos la mayoría sean de un amor distorsionado, cargado de manipulación y chantaje; amor en minúsculas que se relaciona con cuidados, regalos, sobreprotección y llenarnos de cosas materiales. Un tipo de amor que nos endeuda, que nos esclaviza y que agrava aún más el conflicto.
Ser AMOR pero no vivir desde el AMOR es algo que podemos llegar a comprender, integrarlo y convertirlo en una energía que puede transformarnos desde la raíz.
Mi madre me decía cuando yo era muy pequeño: “eres un niño inventor”. Estoy utilizando esa energía creativa para darle vuelta a las palabras y las ideas de mil maneras y de tal forma que puedan transformarse mágicamente en comprensión.
Si aprovechamos esa energía creativa que todos tenemos, es posible que la mayoría de nosotros no lleguemos a pintar grandes cuadros ni a escribir magníficos textos ni tallar majestuosas esculturas ni componer preciosas canciones, pero sí es seguro que podremos construir un camino personalizado y original hacia la sanación individual. Porque alcanzar la realización del Ser es la auténtica obra maestra, ser uno mismo es el acto creativo por excelencia.
Creo que va siendo momento de adentrarnos en este conflicto existencial por no saber quiénes somos, de cuál es nuestra esencia, de habernos olvidado de dónde venimos y a dónde vamos.
Lo dejo para el próximo artículo.
Alberto José Varela.
3RA PARTE DEL ARTÍCULO:
https://albertojosevarela.com/cual-es-el-origen-3ra-parte-yendo-a-la-raiz-de-aquello-que-nos-hace-sufrir/
1RA PARTE DEL ARTÍCULO:
https://albertojosevarela.com/yendo-a-la-raiz-de-aquello-que-queramos-resolver/