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VOLVER A CONFIAR (1ra parte) ¿Cómo deshacernos de los beneficios y perjuicios de la desconfianza?

EL DESCORAZONAMIENTO ES EL EPICENTRO DEL TERREMOTO DE LA DESCONFIANZA

¿Cómo podemos recuperar la confianza perdida y reabrir el corazón?

Quienes estamos en un proceso de evolución interior más tarde que temprano nos tendremos que encontrar con esta dura realidad: que en algún momento de la vida hemos cerrado el corazón, y luego hemos creado un sistema de protección de esa decisión llenándonos de desconfianza.

LA DESCONFIANZA ES EL SEGURO DE PERMANENCIA DEL DESCORAZONAMIENETO Y LA DESESPERANZA

Los que hemos hecho terapia sabemos que como consecuencia de una serie de acontecimientos traumáticos, que nos marcaron e hirieron a tal punto, lo único que podíamos hacer para no sufrir más era cerrarnos. Cerrar el corazón significa crear la ilusión de dejar de sentir o sufrir (cosa que es imposible) o no permitir que los hechos o las personas nos hagan sentir dolor (otra mentira que nos creemos para sobrevivir con la esperanza de que nada ni nadie nos dañe).  Este acorazamiento nos produce una sensación de protección ante lo que pueda ocurrirnos en la vida.

Cada persona decide más o menos inconscientemente y sin pensarlo demasiado, elegir a qué cerrarse, por ejemplo: cerrarse a la vida, al amor, a las relaciones, a los otros, al disfrute, al sentimiento de dignidad, al hombre, a la mujer, a los seres humanos, a confiar.  Algunos casos se cierran a todo.  Otros casos eligen selectivamente a qué quieren cerrarse, pero lo que no saben es que al cerrarse a algo, aunque sea a una sola cosa de las que mencioné antes, se están cerrando consecuentemente a muchas experiencias que proporcionan paz, felicidad y realización. Cuando el corazón se cierra se descarta por completo la posibilidad de confiar.

Cada cosa -supuestamente negativa o peligrosa- a la que nos cerramos tiene su contrapartida positiva reprimida. Cuando nos negamos a una experiencia dolorosa nos resistimos a otra experiencia placentera;  por cada cosa que sacrificamos estamos matando algo que nos proporcionaría plenitud.  Un ejemplo: quienes se cierran a confiar deben adquirir la desconfianza como sistema de vida. La desconfianza es un terremoto psicoemocional que produce un caos espiritual y una desconexión con la esencia. Este desorden vital evita que la persona fluya, acepte, agradezca, ame o se entregue completamente.  Quien se cierra cree que tiene beneficios por evitar situaciones angustiantes, pero sin querer está predisponiéndose a que ese tipo de situaciones que provocaron el cierre se sigan produciendo, incluso cada vez con más intensidad, lo que le produce más dolor y le aporta más razones para seguir con el corazón cerrado.

Evidentemente estamos ante el núcleo duro del condicionamiento, por tanto no podemos enfrentar esta situación fundamental para la vida desprovistos de un nivel mínimo de consciencia, porque sino la desconfianza creará nuevas capas de mayor dureza para proteger aun más a la persona que ha decidido cerrarse. Para quienes nos enfrentamos con este tipo de situaciones con socios, parejas, compañeros de trabajo o estudio, familiares o colaboradores de una misma organización o movimiento, sabemos que es vital limpiar los virus de desconfianza para poder trabajar con las transformación interior. La mayoría de personas que asisten a nuestros retiros vienen con este núcleo de desconfianza que afecta a toda su vida.  Sobre la desconfianza no se puede hacer nada para evolucionar porque la desconfianza es el aval de supervivencia del condicionamiento que dirige todas las limitaciones. No hay ninguna posibilidad de desarrollar la potencialidad sin confianza. Todos los cambios, trabajos o esfuerzos que hagamos desde fuera jamás van a disolver el núcleo duro de desconfianza que hay dentro, lo único que pueden hacer es camuflar o esconder la dureza interior. Solo una decisión consciente de salir de ese lugar de poder que otorga la desconfianza podrá originar una transformación interior.

Una persona que hay vivido toda la vida en la desconfianza, si decidiera confiar tendría que acabar consigo mismo, no podría seguir siendo el mismo.  Muchas personas que viven en la desconfianza de repente argumentan que tienen razones para desconfiar, cosa que es mentira, NUNCA HAN CONFIADO, solo han estado especulando para encontrar algún que otro motivo para desconfiar y atribuir la propia desconfianza a factores externos. A veces los argumentos son tan convincentes que muchos le creen, pero quienes caen en creer que hay motivos externos para desconfiar es porque anidan el mismo núcleo de desconfianza. Es cuando se manifiestan los diferentes niveles de desconfianza que pudiera haber en un grupo de personas.

El único antídoto que he visto que funciona para la desconfianza es la consciencia despierta. Ante ella no han desconfianza que pueda calar hondo o reforzarse más en su propia impotencia. Si hubiera aunque sea una persona despierta será más que suficiente para aniquilar cualquier núcleo de desconfianza que se pueda manifestar. Un ser despierto jamas desconfía, no puede porque el despertar es la recuperación misma de la confianza. Es la sanación del alma que quiere volver a conectarse con el todo y con todas las personas. Es la RECONCILIACIÓN.

La desconfianza no permite que escuches, no  te deja ser libre, no te apoya a decidir en la dirección de tu corazón, te llena de justificaciones,  solo te conecta con el odio para que lo expreses de mil maneras diferentes a tu alrededor, te confina en el sufrimiento, te hace creer que el cambio no es posible, te convierte  en un incrédulo, en un buscador cobarde que jamás quiere encontrar nada que le haga recuperar su confianza, sino que te vuelve obsesivo para que sigas encontrando más y más motivos para desconfiar.

La desconfianza está pillada por la consciencia. El descorazonamiento está acorralado.  La desesperanza no sabe qué hacer.  Cuando queda expuesta la desconfianza ante la consciencia de personas que pueden ver el origen y la naturaleza del desastre que ha creado, es cuando surge la situación para dar el golpe maestro al núcleo del atascamiento.

MUCHAS PERSONAS, POR MÁS TRABAJO QUE HAGAN EN SÍ MISMOS, SI NO DESMONTAN EL NÚCLEO DE DESCONFIANZA SOLO PUEDEN VIVIR AUTOENGAÑADOS, SUFRIENDO POR DENTRO, PERO MOSTRANDO POR FUERA QUE AVANZAN.  ESTE ES EL ESTANCAMIENTO QUE YO MISMO DENUNCIO EN MUCHAS PERSONAS, YA SEAN PARTICIPANTES COMO FACILITADORES, CHAMANES, GUÍAS O TERAPEUTAS, ES ESTAR DETENIDOS EN EL TIEMPO Y EL ESPACIO, ENCERRADOS EN EL MOMENTO EN QUE SUCEDIÓ EL TERREMOTO, ALLÍ NACIÓ LA DESCONFIANZA Y ALLÍ SE HA QUEDADO ATRAPADA LA POSIBILIDAD DE EVOLUCIONAR. LA HERIDA NO SE HA SANADO AÚN.

¿Qué tipo de vida te ha dado la desconfianza? ¿Lo has disfrutado? ¿Has sido feliz? ¿Te has realizado? ¿Es lo único que conoces? ¿Te da una supuesta seguridad y tranquilidad?

Entonces… ¿Por qué no dejar atrás una decisión que se ha tomado hace tantos años y que no te ha servido de nada más que para seguir sufriendo? Quizá te ha servido de supuesta protección, para vengarte, para proyectar la ira, para castigar a los otros por lo que te hicieron…  ¿Hasta cuándo vas a continuar con la misma actitud?

Y si quieres seguir desconfiando, el mundo está lleno de lugares, organizaciones, familias y oportunidades para mantener y refinar tu desconfianza, pero no te aconsejo que asistas a ningún lugar u evento en el que esté sustentado en la confianza, porque más tarde que temprano te expondrás a la más dura confrontación de tu vida. Encontrarte cara a cara con alguien que confía puede ser el fin de tus fallidos intentos por mantener la confianza.

¿Qué puede ocurrirte si confías? ¿Qué tipo de vida te está esperando a partir del momento en que vuelvas a confiar?

Jamás has sido desconfiado, todo niño es confiado porque nace con ello, la confianza es lo que le llevará por las más maravillosas experiencias de la vida; quizá tengas desconfianza, y que esta habite en ti como un virus protector. La confianza es un valor esencial que solo se puede bloquear transitoriamente, se puede anular para que no funcione en la vida, pero la vida misma está diseñada para disolver la desconfianza, y quienes no se entregan a su disolución tienen que encerrarse en un cajón de muertos.

Cuando era pequeño asistí a varios velatorios,  me encantaba ver cuando cerraban el cajón, porque antes de cerrarlo con la tapa de madera debían sellar la tapa interior metálica con soldadura de plomo para evitar que no entre el oxígeno para que el cadáver no se pudra.

Quizá esa sea la situación de quienes hayan decidido desconfiar, están tan cerrados que nada ni nadie puede entrar al interior. Evitarás pudrirte, pero eres un cadáver.

Las palabras pueden ser muy duras para definir la situación de mucha gente, pero no veo otra posibilidad de que un muerto decida resucitar si no es capaz de comprender por qué está ahí dentro, agonizando, sufriendo, huyendo de la vida.  Mis palabras son golpes muy duros al cajón, porque confío que todo aquel que decidió desconfiar, lo hizo por algo pero no para siempre.

Quizá te ha llegado la hora de VOLVER A CONFIAR.

Tú eliges.

Alberto José Varela

[email protected]

VOLVER A CONFIAR 2DA PARTE:

https://albertojosevarela.com/volver-a-confiar-2da-parte-como-deshacernos-de-las-aparentes-causas-para-desconfiar/

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Alberto José Varela

Fundador de empresas y organizaciones; creador de técnicas, métodos y escuelas; autor de varios libros. Estudiante autodidacta, investigador y conferencista internacional, con una experiencia de más de 40 años en la gestión organizacional y los RRHH. Actualmente crece su influencia en el ámbito motivacional, terapéutico y espiritual a raíz del mensaje evolutivo que transmite.

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