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DESCUARTIZANDO EL RECHAZO.(1ra parte) Descubriendo la llave que reabre la puerta de la dignidad atravesando el doloroso proceso de reconocimiento del rechazo que habita en cada ser humano

 SECRETOS DE ABUNDANCIA Y PROSPERIDAD.  

¿Y si lo que recibimos dependiera de programas internos que impiden la llegada de lo que nos merecemos?

 

Hasta que no podamos unificar los traumas humanos en un solo punto, no podremos acceder a las raíces del sufrimiento, por eso me atrevo a proponer que miremos las heridas de una manera global e integradora, considerando la idea de que todas las heridas están dirigidas a conducirnos a la experiencia del rechazo. Hay un tipo de rechazo existencial que sentimos a un nivel espiritual del que hablaré en otro artículo, pero ahora quiero centrarme en la repercusión que tiene en la vida humana la experiencia del rechazo que proviene por la relación con otros seres humanos.

Quizá coincidamos en que la felicidad depende en gran medida del nivel de vida, del bienestar que experimentamos y de la calidad de vida que tenemos, y esto a su vez depende de factores vitales como la salud, la economía y el amor.  Querer que las cosas nos vayan bien en la vida significa tener que incluir esos factores, y que además están íntimamente relacionados entre sí.  El placer físico, la satisfacción psicoemocional y la dicha espiritual son estados tan posibles como difíciles de alcanzar; en gran medida dependen de la calidad de relacionamiento con los otros y con lo externo, pues esas son las fuentes desde donde nos llegará lo que más queremos.

Si aspiramos sanar el trauma del rechazo y con ello poder tener una vida de dicha, debemos reconocer que conseguirlo es algo que va mucho más allá de lo que pensamos. Muchos creen que es simplemente una cuestión de tener pensamiento positivo, de instalar creencias contrarias a la escasez, o implementar estrategias de éxito, de plantearse metas elevadas o de mirar solamente hacia el lado bueno de la vida; pero detrás de todo lo que podamos hacer para tener una buena vida habrá una sombra que nos siga relacionada con un programa instalado en nuestra mente basado en la indignidad.

“Ser dignos es estar listos y predispuestos para todo lo que nos merecemos. Es vivir en la aceptación. Ser indignos es estar atrapados en la tiranía del rechazo”.

Quienes abordamos nuestro pasado con la intención de sanar heridas y  con ello alistarnos para ser felices nos encontramos con muchos episodios que nos han dolido, que han cerrado nuestro corazón y que se han transformado en traumas que nos acompañan en el día a día produciéndonos molestias, dolor, comportamientos contradictorios a la felicidad y decisiones que nos alejan de una buena vida. Esos traumas enquistados crean un destino y una manera de ser y de vivir la vida. Dicen expertos en la materia que hay muchos tipos de traumas, pero para mí hay solo uno: el RECHAZO. Todo lo demás son  diversificación.

El rechazo que experimentamos los seres humanos es una lacra, a tal punto que podríamos afirmar que todos lo hemos experimentado, la diferencia es una cuestión de graduación e intensidad. Hay gente que ha sido más o menos rechazada. El rechazo se manifiesta de muchas maneras, es el trauma más común y corriente que experimentamos los seres humanos.  Por ejemplo: ser sobreprotegidos se percibe como un rechazo en lo más profundo de la psiquis de cualquier niño. “Si me sobreprotegen es porque no confían en mí, porque creen que yo no voy a poder hacer frente a mis situaciones” el mensaje que recibe un niño sobreprotegido es “si mis padres evitan el riesgo y el peligro para mi es porque yo no puedo enfrentarme a nada por mí mismo”  “si me lo dan todo es porque yo no voy a poder conseguirlo por mi mismo” Pero hay muchos tipos de rechazos más, como ser: el abandono, el juicio, el abuso,  la violencia, la indiferencia, la traición, la humillación. Estos maltratos físicos, psicológicos y emocionales conducen a la percepción del rechazo. Provienen de episodios directos y explícitos, pero hay otros muy sutiles.  No escuchar o prestar atención a un niño es otro tipo de rechazo sutil que hace que el niño sufra por no ser atendido cuando lo necesita. Hacer sentir a un niño que molesta es otra herida que daña su corazón abierto y sensible a todo lo que ocurre en el entorno. En el fondo todo niño se queda con el registro de profundas necesidades afectivas. El desamor es una de las herida más profundas que se percibe como rechazo.

Las necesidades más profundas de las personas están ancladas en una necesidad esencial de ser amado, y el amor se registra a través de la aceptación. Amar no es solo aceptar, pero aceptar es el inicio del amor. Si no aceptas, rechazas; y si rechazas no puedes amar. El rechazo es muy importante para impedir la experiencia del amor.

Cuando nos encontramos con alguien que nos rechaza, todo el condicionamiento se pone en marcha para interactuar con el fin de refinar el mecanismo del rechazo. El rechazo viene evolucionando desde hace milenios. Es una herida primordial que llega hasta el alma del ser humano. La proyección no es otra cosa que una instrumentalización de la necesidad de sacar la ira, la impotencia y la indignación producida por el rechazo.  La violencia, los maltratos, las agresiones son una proyección del rechazo, porque es el núcleo duro y fuerte desde donde salen todas las expresiones de resentimiento.

La aceptación es una poderosa medicina capaz de curar las más profundas heridas. Pero si orientamos el trabajo de sanación desde la aceptación sin profundizar en el rechazo, realizaremos una intervención superficial que no sanará la herida desde el fondo.

El rechazo es esa maravillosa experiencia humana que desafía a la consciencia para llegar a la sanación. Toda la humanidad está viendo que hacer con el rechazo. La vida humana está diseñada en función del rechazo.

Alcanzar un estado de pura e inocente aceptación es el más profundo secreto de abundancia y prosperidad, de ello depende la llegada de todo aquello que nuestra alma anhela.

 

Alberto José Varela

[email protected]

 

Segundo Artículo sobre el rechazo, porque la idea que tengo es descuartizarlo, disolverlo y  transformarlo en actos y decisiones creativas para una vida de aceptación:

https://albertojosevarela.com/descuartizando-al-rechazo-2da-parte/

 

 

 

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Alberto José Varela

Fundador de empresas y organizaciones; creador de técnicas, métodos y escuelas; autor de varios libros. Estudiante autodidacta, investigador y conferencista internacional, con una experiencia de más de 40 años en la gestión organizacional y los RRHH. Actualmente crece su influencia en el ámbito motivacional, terapéutico y espiritual a raíz del mensaje evolutivo que transmite.

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