Mi nombre es Sergio Sanz Navarro y en dos meses cumpliré 23 años , la ayahuasca llegó a mi vida a finales de Marzo del 2014 cuando me encontraba en una de las etapas con más ansiedad y más autodestructiva de mi vida, me encontraba viviendo en Barcelona a donde había huido escapando de los problemas familiares que tenía en casa viviendo con mi madre, nuestra relación estaba muy deteriorada y yo albergaba hacia ella un odio y una rabia indescriptibles maquillados con falso cariño, todos los fines de semana yo llegaba a casa borracho, en ocasiones dando gritos e insultándola y a la mañana siguiente no recordaba nada, para mí perder chaquetas, móviles y dignidad era algo cotidiano, había estado dos veces en el calabozo un día una por destrozar un coche borracho y otra por una pelea el día de Nochebuena y el destrozo de una moto.
Mis padres estaban separados pero habían estado viviendo juntos una temporada odiándose durmiendo en camas distintas y esto convertía la casa en un reino de ansiedad e ira. Yo tenía un miedo infundado de una vida emocional oculta de mi padre que estuviese llena de perversiones y me daba asco, también pensaba que mi inconsciente estaba lleno de monstruos, perversiones y malas acciones esperando a salir, tenía un profundo miedo de mi mismo y una ansiedad que se me presentaba a cada minuto.
Estudie cuatro años psicología en Madrid y me fui a Barcelona con la excusa de estudiar dos postgrados pero para vivir en un piso solo con la esperanza de que todo cambiase, pero no cambió nada, seguía destruyéndome a pasos de gigante con el alcohol y estaba obsesionado con el sexo, era incapaz de sentir amor y continuamente derrochaba el dinero que había heredado y que me daba mi padre.
En Marzo vi en facebook un retiro de ayahuasca en Barcelona, yo había oído hablar de ella a un amigo y había leído mucho de psicología transpersonal por lo que acudí al lugar con la idea de tener una «fusión con el todo» pero con una intención de sumar una experiencia a mi vida y sin pensar que eso fuera a resolver mis problemas.
Cuando llegué lo primero que vieron Alberto, Óscar y Hugo fue mi exceso de control, mi ansiedad y mi incapacidad para confiar y dejarme fluir. Después de la charla de preparación que tuvimos los participantes con los facilitadores y que Hugo colocase sus pies en mi espalda y me pidiese que me dejase caer y diciéndoles a los demás que no me dijesen que abriese las piernas o respirase o mil cosas más porque él sentía que yo llevaba haciendo caso a los demás toda mi vida mis expectativas se vieron rebajadas y eso me permitió presentarme ante el momento de la toma algo más tranquilo. Cuando por fin la tomé y cerré los ojos fue para mí una experiencia muy tranquila y amorosa en la que se me presentaron pequeñas comprensiones sutiles de mi vida y comprendí que verdaderamente había tomado una medicina y no una droga.
La segunda noche tuve una experiencia muy potente, de mí salió un grito primal que venía de una profundidades insondables de mi alma y que llevaba incrustado allí mucho tiempo, fue como abrir un canal para que saliese toda la mierda que había allí guardada, toda esa rabia contenida, era curioso que después no me dolía la garganta a pesar de ser el grito más potente que había dado en mi vida y es que ese grito no era forzado, era necesario y sanador ese grito y ni yo mismo reconocí mi voz dándolo. En esa experiencia comprendí también todas esas cosas que había dentro de mí y que no eran mías sino de mis padres, de amigos, de la sociedad y que obstaculizaban mi verdadera naturaleza libre, había dentro de mí una selva virgen por explorar: mi Ser.
Cuando llegué a casa comprendí que tenía una idea de mi padre y de su familia formada con opiniones de mi madre y hablé con mi madre de todo esto rompiendo una barrera y así fue como el perdón empezó a fluir por toda la familia.
El siguiente retiro fue en Madrid y en el seguí vomitando y cagando toda la mierda emocional bloqueada que llevaba dentro, comprendí que había sido mi madre mucho tiempo y no Sergio y seguía buscando en las tomas de ayahuasca encontrar algún recuerdo de mi padre, de algún abuso que justificase el miedo que tenía hacia él, jamás salió nada ya que como comprendí más tarde todo ese miedo era una herencia de mi madre y del abuso psicológico al que había sometido a mi padre descargando contra él su rabia y sometiéndome a mí a una dolorosa alienación parental y manipulación que por poco me mata, yo estaba completamente desequilibrado por esto, vivía día a día un cuento de terror que me contaba día a día lleno de fantasías terroríficas, la medicina jamás me confirmó ninguno de estos temores pues muestra siempre lo que es, uno debe siempre saber diferenciar su imaginación de las visiones (» la pinta» como es llamada en el Putumayo) y las emociones que la medicina le muestra.
Cuando en Agosto llegué a la selva en el Putumayo (Colombia) a un pequeño pueblito llamado Mocoa llegué sin un propósito claro de lo que quería cambiar, a pesar de todo lo que había solucionado en mi vida ya y toda la mierda que había soltado mi confianza en la medicina aún no era plena, fui a vivir a la finca de taita Manolito y su mujer Elizabeth junto con las otras personas que habían ido a sanarse allí y que eran en su mayoría italianos, colombianos, un sirio y un bosnio. Ellos se convirtieron mi familia y sus nombres son Mara, Dejan, Desirée, Valter, Alessandra, Michela, Erick, Paola, Francesca, Feras, Livio, Rafa y su mujer y algunas personas más con las que compartimos esa bonita experiencia.
Lo primero que hice fue un temascal, la encargada de organizarlo fue Elizabeth y consistía en coger cada uno una gran piedra y arrojarla al fuego con un propósito, después dentro de la cabaña que representa el vientre de la Madre se depositan las piedras calientes y se echa agua con plantas medicinales y se está dentro aspirando los vapores calientes y sintiendo nuestro propósito así como dando gracias, estuvimos dentro dos horas y yo quería salir fuera por el calor y el agobio que representa los momentos de angustia de la vida pero el respirar tranquilo me ayudó mucho, Elizabeth lanzó la pregunta ¿Para qué queréis nacer?, y yo pensé es cierto ¿para qué quiero nacer, para seguir igual?, así que comprendí que si no tenía claro mi propósito y lo que quería cambiar era porque tenía un orgullo enorme que no me dejaba ver mis defectos y que todo el sufrimiento que yo quería quitarme y que no conseguía era en el fondo porque una vez que se me quitase, yo quería hacer lo que me diese la gana sin respeto alguno por nada, desfasarme y ser el puto amo, ese era mi propósito oculto, así que me dije si quito el orgullo al que ataca este sufrimiento, este último desaparecerá y fue a base de tomar consciencia del respeto que debía mostrar por todo como ese orgullo se fue disolviendo, esa noche me despertaron para tomar unas plantas purgantes para prepararme para la toma de ayahuasca de la noche siguiente.
Por el día hablamos de nuestros propósitos y a la noche nos despertaron a las tres de la mañana para tomar la medicina, fue una noche tranquila llena de comprensiones sutiles y llegado el amanecer el taita me ofreció tomar más a lo que accedí continuando un proceso tranquilo. Dos noches después nos levantaron a las tres y unos minutos después de tomar yo me encontraba dentro de uno de los procesos más duros de mi vida, no había escapatoria, daba igual abrir los ojos o cerrarlos, tenía un miedo enorme a la muerte y el taita decía que mi proceso estaba siendo perfecto, notaba como se morían cosas dentro de mí. A la mañana siguiente le pregunte al taita si la medicina de esa noche había sido la misma que la de la primera porque yo había sentido un efecto potentísimo con la mitad de la dosis y no solo yo sino algunos otros también y el taita me dijo «era la misma pero hoy había más energía», comprendí lo importante que es abrirse a la medicina y la absurdez que es aquí hablar de relaciones dosis- peso-efecto, en fin, hablar en general de causa y efecto.
Después salimos de la finca del taita Manolito y nos hospedamos en la casa del Río desde donde partíamos a ver a otros taitas, primero con el taita Juan Jamioy con el que seguí domando mi orgullo, después con los nietos de Querubín en una noche en la que comprendí que la medicina por si sola tampoco expresa todo su poder si lo que la dan no lo hacen con amor y son un uso sabio basado en los conocimientos tradicionales, quizás los nietos de Querubín pensaron que esa habilidad se adquiere genéticamente y pasaron toda la noche hablando, fumando, sin cantar y sin mostrar ningún interés por los que estábamos allí, esa noche nadie entró en proceso ni sintió el efecto de la medicina, la siguiente noche la toma fue con el taita Bairú Piaguaje y fue la noche en la que me empecé a sentir como una mierda y yo sabía que esa mierda no era yo sino el personaje de conquistador y putero que llevaba, recuerdo que hablándolo con Mara ella me dijo » suéltalo ese personaje, que se quede aquí en Colombia, dáselo a la tierra», cuando entré en proceso Desirée se puso en frente mía y comenzó a facilitar energéticamente que ese personaje saliese, cuando me dio un abrazo comprendí » yo soy digno de esta mujer, no soy digno de presentarme así ante ninguna mujer, he ido por la vida pensado que podía acostarme con todas que se me debía algo y lo único que he conseguido ha sido vacío y frustración», yo ya había estado intentando que se fijase en mí pero no lo hizo hasta que yo no solté mi personaje, ella es la única mujer que ha sentido amor por mí y no por mi personaje y allí comenzó para mí una liberación y el comienzo de una apertura al amor. Después partimos a Cartagena de Indias y allí nos dimos el primer beso pero yo seguía sintiéndome cerrado y ella sin embargo abría su corazón hacia a mí con un amor indescriptible, yo sentía muchas inseguridades y veía el establecer una relación con ella como una pérdida de libertad, yo jamás había sentido amor por una mujer.
Cuando llegué a Barcelona de nuevo ella me escribía y yo me notaba frío cuando la contestaba, fui a un retiro a LLoret del Mar y en mitad del proceso me levanté y le dije a Óscar, » tengo que soltar la prisa» y él me dijo «no te noto con prisa, te noto cerrado», así que a la noche siguiente intenté abrirme, de nuevo me levanté y le dije » mira Óscar ¿ a que ya estoy abierto? y me dijo » No!! , estás viendo películas, túmbate y métete de una vez», no lo logré, sentía que había perdido una oportunidad y me sentía frustrado pero una de las cosas que he aprendido con la medicina es que no siempre el aprendizaje es la noche de la toma de forma brusca a veces uno comprende a lo largo de la semana y se va abriendo poco a poco, he de decir que la ayahuasca homeopática tiene un poder sanador sutil increíble y ayuda mucho a esto, cayó a mis manos en esa época un libro de Jiddu Krishnamurti que se llama » Sobre la soledad y el amor» en él se dice que no hay que buscar el amor dentro de uno porque el amor sale solo, sino que hay que detectar lo que no es amor, es decir los apegos, los miedos, las dependencias que en el fondo son huídas de la soledad, yo estaba destrozando lo que sentía por Desirée, estaba castrando ese sentimiento, no lo dejaba que evolucionase por si solo porque constantemente estaba comparándolo con preconcepciones de lo que se supone que es estar enamorado según la sociedad, los amigos, la poesía…, este ejercicio diario de detectar lo que no es amor hizo que cuando llegase a Milán para estar con ella una semana en su casa y asistir a un retiro en Bérgamo, al verla sintiese con seguridad que era amor lo que sentía por ella, para mí todo esto era nuevo y liberador, jamás he sentido por ninguna mujer lo que siento por ella y pasé en Milán una de las mejores semanas de mi vida y un profundo periplo sanador.
En el retiro de Bérgamo me libré del bloqueo más grande que tenía cuando tomaba ayahuasca y ahora puedo navegar en mi pasado sin miedo, comprendí que en mi familia se había repetido una historia en la que la madre desautoriza el amor que los hijos sienten hacia su padre hablándoles mal de él y que mi madre lo había heredado de mi abuela y ésta de su madre por lo que no había nada que perdonar y únicamente había que cortar el ciclo y así los hemos hecho en mi familia al tomar conciencia de todo esto, el amor que no pude expresar hacia mi padre casi acaba con mi vida, ese sentimiento de culpa me destrozó, tengo una confianza absoluta en la medicina y estoy más seguro que nunca de que quiero colaborar en su expansión por el mundo,» confiar» es la mejor premisa que uno puede seguir durante el proceso y así la sanación es profunda.
Este fin de semana asistí en Ibiza al congreso internacional de ayahuasca al que la organización en la que ahora colaboro “Ayahuasca Internacional” no fue invitado ya que a pesar de la gran labor que todos los que estaban allí han hecho para el reconocimiento de los grandes beneficios de la ayahuasca se filtraba en el ambiente todavía un temor, un gran temor ante las represalias del sistema de gobierno, Alberto Varela y ninguno de los que forman el equipo de Ayahuasca Internacional tiene ese miedo y siguen con pasión y libertad las palabras del taita Domingo : » el espíritu de la Ayahuasca quiere extenderse hasta el último rincón del mundo».
Mi última toma fue en Ibiza con Déjan y Hugo que son dos facilitadores increíbles en una cúpula geodésica en la montaña y ni si quiera formulé mi propósito, mi confianza en la planta es tal que dejo que ella me guié, que me enseñe lo que debo cambiar ya que soy yo el que me sano, ella es solo la que me ayuda a conectarme con mi sanador interno y con la conciencia, que disuelve todos los círculos viciosos enfermizos en los que he estado metido, la ayahuasca es un catalizador, no le quita a uno el libre albedrío y en cualquier momento uno puede volver a hacer los errores que cometía pero si los hace los hará conscientemente y será una decisión suya, no un automatismo fruto de la falta de consciencia, fue muy dolorosa para mí la toma y noté como se despegaban de mi cosas que no eran mías, he estado mucho tiempo en las nubes y había construido un mundo en mi cabeza con un tejido de fantasía y un futuro inexistente, esta medicina te arraiga a la tierra, te da «radicamento» como se dice en italiano , desde que la tomé por primera vez han pasado 210 días de los cuales he tomado quince, puedo decir que esto no provoca adicción ni dependencia, y que tomar una planta no es algo que le quite a uno su libertad ya que es precisamente la desconexión con la naturaleza lo que nos ha hecho enfermar y no hay nada malo en un encuentro de consciencias entre un ser humano y una planta y más cuando se trata de una consciencia como la de la ayahuasca que le da uno una lección de humildad ya que yo no puedo enseñarle nada a la planta y ella mi sí.
Ahora debo ser humilde si quiero ayudar a su expansión y mostrar respeto como cuando uno penetra en las vastas regiones del Amazonas. Todo lo que siento hacia Ayahuasca Internacional, hacia cada uno de sus integrantes y las experiencias que he vivido a su lado es gratitud y amor, esta vez sí verdadero Amor.