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EL PODERÍO DE LO FEMENINO (1ra Parte). De la comparación a la aceptación, de la competencia al acompañamiento… un viaje de empoderamiento.

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SER HOMBRE ES UN PROYECTO, SER MUJER ES UNA REALIZACIÓN.  

Las pequeñas diferencias que determinan una enorme variación  en la manifestación del poder humano.

¿Para describir la poderosa energía femenina es preciso hablar de la masculina? Para describir lo profundo es preciso comenzar por lo superficial.

El hombre no está realizado por el mero hecho de nacer hombre, para serlo además tiene que hacer algo, tiene que llegar a tener o alcanzar algo. El hombre nace para salir a buscar, para estar jugando toda la vida a algo, para tener dinero, hobbies, para hacer viajes espaciales, para ser el número uno en algún deporte, para llegar a ser presidente o millonario. El pene y su dirección hacia cualquier tipo de agujeros confinan al hombre a estar siempre calculando cómo y cuándo meter su pene por algún tipo de agujero. Son tantos los agujeros emocionales, empresariales, sexuales, profesionales, espirituales o humanos que le tientan para ser penetrados que solo vive para eso, para PENE TRAR.  Entrar con el pene.  Los agujeros representan a las metas y los objetivos, y el pene representa al psiquisimo insatisfecho del hombre. Por ello la vida del hombre discurre en la lucha por alcanzar todo lo que se propone.  Querer llegar a ser es la neurosis más sofisticada que tenemos los humanos, y de todas las posibilidades de querer llegar a ser, la más compleja, desafiante y complicada  es llegar a ser hombre, una proeza casi imposible de conseguir porque la mayoría de nuestras madres nos han confinado a ser niños eternos.

La mujer está realizada por el mero hecho de serlo.  No necesita nada más que ser mujer para sentirse que ya ha llegado, no tiene nada que hacer ni conseguir para serlo.   Si eres mujer ya lo tienes todo, no necesitas nada más que haber nacido mujer. Todo lo demás te vendrá por añadidura. No se te ocurre llegar a ser mujer porque ya lo eres, lo llevas dentro, lo sientes como tu esencia.

Para los que crean que estoy comparando, hago una aclaración: Si hablo del color blanco y el negro no les comparo sino que les describo, el blanco es frio, el negro es caliente; el blanco rechaza la luz, el negro la absorbe; en este sentido podemos decir que el negro es más caliente que el blanco y que el blanco es más frio que el negro, pero no estoy afirmando que uno sea mejor que otro. No hay comparación sino una observación consciente de las características de cada uno.

Cuando hablamos del hombre y la mujer surge inevitable una comparación interna porque quien habla puede ser hombre o mujer, o puede desear ser hombre o ser mujer, o puede que rechace alguna parte masculina o femenina de sí mismo o de otros seres humanos; en cualquier caso no habrá objetividad. Es decir que estamos ante una visión de dos estados energéticos que proviene de una proyección interna. Hablar del hombre o la mujer, no es hablar del hombre o la mujer sino de diferentes estados o colores, de diferentes realidades o condiciones; y cualquier visión que demos estará contaminada por diferentes tipos de subjetividades y valoraciones que son poco fiables desde el punto de vista de la pureza de la observación.

Hace poco le dije a un joven tremendamente inteligente: “tu novia te supera”  Hoy ese hombre me escribió esta pequeña carta:  “Alberto, desde el día que me has dicho eso estoy atormentado. El problema es que creo que eso es así, pero no quiero vivir compitiendo ni que eso me quite mi paz, armonía o bienestar, pero reconozco que me duele sentirme inferior. Tú además me dijiste que debía atreverme a sentirme inferior porque con ello maduraría como hombre; pero ¿acaso hay gente superior e inferior? Está claro que hay gente más valiente que otra, más persistente, más responsable; y que probablemente mi novia sea más que yo en el sentido de que es todo eso junto, pero no quiero sentirme así.  Por otro lado yo considero a otros inferiores a mí, pero eso no supone una interferencia en mi vida, pero compararme con mi novia sí. Esto me saca toda la rabia. Me hace sentirme una mierda y me despierta el odio hacia ella y también odio hacia ti por habérmelo dicho, pero bueno sé que se me activo algo que ya estaba en mí y que lo hiciste por algo. Quizá yo haya construido mi identidad a base de compararme con otros y eso se esté desmoronando como parte de mi proceso de superación, porque me desconecta de mí. Será que siempre traté de ser el mejor, aunque mentalmente no creo que haya nadie superior o inferior, aunque sí creo que alguien puede superar a otro en una habilidad”

Hay cinco cosas que afirmas que son claves para tenerlas bien identificadas y ser abordas:

  • Que te sientes inferior.
  • Que no crees que haya inferior y superior.
  • Que no quieres competir ni compararte para no sufrir.
  • Que te produce odio que te hagan ver la inferioridad que no quieres aceptar.
  • Que te has dedicado toda la vida a ser superior pero todavía no lo has conseguido.

Sentirse inferior no es tan grave como parece, lo trágico es no reconocerlo si es que lo sientes. Lo que te estanca es no querer ver la inferioridad cuando la estás sintiendo y la sufres, porque de esta manera nunca podrás superarla. Cuando no se quiere reconocer esta realidad, se opta por hacer de todo para sentirnos superiores, y aunque lo consigamos, el sentimiento de inferioridad seguirá estando allí oculto en lo profundo, porque la idea de inferioridad no se puede sustituir por la de superioridad, se puede superponer para tratar de ocultarla pero no sanarla por sentirte superior, sólo vas a olvidar por un momento lo inferior que te sentías. Incluso el complejo de inferioridad es peligroso porque debajo del supuesto poder que adquieres sintiéndote superior se esconde un odio y resentimiento que puede salir de manera virulenta utilizando el lugar de autoridad que hayas conseguido forzando una superioridad. Es la cuna de los tiranos, dictadores, y todo tipo de supremacías mesiánicas.

Mi sugerencia a ti en su momento, fue que te entregaras al sentimiento de inferioridad porque es la manera más rápida de que te hagas cargo de la realidad en que vives  “SOY INFERIOR”, ¿y qué?

Si quieres profundizar utilizando esto que te ocurre podría decirte que la situación de fondo que se puede apreciar en tu pregunta y en casi toda realidad humana es la lucha de poder.  ¿Quién tiene el poder?  ¿El agujero o el pene? ¿El dinero o el sexo? ¿La fuerza o la seducción? ¿La sensibilidad o la frialdad? ¿La emocionalidad o la inteligencia? ¿Ser multiorgásmica o eyaculador precoz? ¿Desear o ser deseado? ¿Ser exitoso o ser guapa?  ¿Ser empresario o ser prostituta? ¿Ser un proyecto o ser una realización? ¿Ser padre o ser madre? ¿Ser hombre o ser mujer? ¿Ser presidente o ser la mujer del presidente?  La mayoría de mujeres de los grandes dictadores de la historia han sabido utilizar muy bien al hombre para cumplir con sus objetivos ocultos. Si eres mujer de un hombre artista, creativo, sensible y vulnerable seguramente no podrás hacer lo mismo. El poder se puede utilizar sobre aquellos que lo desean, pero cuando un hombre no desea el poder, deja a la mujer sin el poder para dominarle. Es parte de esta compleja ley que rige las luchas de poder.

Si deseas a alguien estás utilizando la energía de la seducción para dominar a quien deseas. Si haces lo que fuera necesario para crear deseo en otros estás utilizando la energía de la seducción para tener el poder. Sea que desees o que hagas que te deseen adquieres un falso poder. Pero si alguien desea de verdad o es deseado de verdad, sin que le interese el poder que le podría dar el deseo, entonces se pone por encima de ambos porque no le importa. Entonces le llega un auténtico poder.

Mientras estamos debajo de los mecanismos que nos controlan y dominan seremos esclavos de ellos, con solo darnos cuenta de cómo hemos caído en estos juegos de poder no lo superaremos, pues la solución es más profunda y compleja.

La mujer, por más superficial que parezca, siempre tiene una predisposición a profundizar.  Tiene un agujero profundo en su cuerpo por el que penetra el pene del hombre, el semen llega a lo más profundo para fecundar y producir vida, esto en si mismo es un factor biológico que marca una de las grandes  diferencias con el hombre.  Conozco muchísimas mujeres que incluso esconden su capacidad de profundizar porque no quieren asustar al hombre con el que están, prefieren mostrarle que son superficiales para no incordiar ni perderles; pero cuando no están con ellos y se les propone o plantea cualquier tema en profundidad reaccionan inmediatamente con apertura a  “meterse adentro”. En este sentido parecen más valientes y decididas a dar saltos, a sumergirse, a entrar, a sentir y a mirarse adentro.  Pero el hombre está mucho más en la superficialidad en general, cuando un hombre es profundo es porque tiene desarrollado la parte femenina mucho más que la masculina, como si lo femenino fuera una condición más acorde con la vida y su naturaleza, a asentarse en lo concreto más que a viajar por proyectos inalcanzables.  Estas son solo algunas diferencias que no hacen que las mujeres sean mejores ni peores, sino bien diferentes. Pero estas diferencias son percibidas como una pérdida de poder por la mayoría de hombres.

Si salimos por un momento de los géneros femenino y masculino podemos ver más cosas sobre el mismo tema. Muchas personas buscan sentirse superior a través de ser mejores que otros, eso les otorga un poder especial que se disfruta porque se ven a sí mismos en la cima; como si fueran lo máximo, lo inalcanzable. Un día una niña me dijo: “quiero tener siempre el mejor móvil que existe para demostrar a mis amigos que soy la mejor” cuando me lo dijo, yo la felicité por ser tan sincera, fue un momento mágico de reconocimiento de esa búsqueda de superioridad sobre otros y que lo quiere alcanzar teniendo algo que otro no pueden tener. Esta es la historia humana y de la lucha de poder que venimos arrastrando desde siempre.

Hace 2 años un psicólogo y profesor de una universidad de USA me dijo que tenía que hablar conmigo, me esperó 2 horas en el hotel donde yo estaba en ciudad de México, cuando lo vi me dijo: “te busqué y esperé para decirte que tú tienes el poder de decidir hacia dónde va a dirigirse el uso de la ayahuasca en el mundo. Puedes usar todo tu aparato comunicativo, tu poder carismático, tu experiencia y tus influencias para decir cómo usar la ayahuasca, y la mayoría de quienes te lean o escuchen va a seguir lo que digas. De hecho que ya lo estás haciendo ahora, pero debes ser consciente de ello”   este hombre ha sido fundamental en mi toma de consciencia del poder que tengo en relación a algo, pero me llevó meses poder limpiar mi mente de esa creencia absurda. La mente, el yo, las identificaciones… quieren tener y manejar poder, mucho poder sobre otros. Pero en realidad ¿Para qué quiero tener ese poder? ¿Qué me supone a mí ostentar un determinado poder? ¿Es auténtico poder? ¿Ese poder puede hacerme feliz y permitirme vivir en armonía? ¿Y si mi felicidad dependiera del hecho de ser una fuente de inspiración para que otros alcancen el nivel de poder que pueden y no lo consiguen?

Si estás centrado en el hecho de que puedes tener poder siendo el mejor, y de repente te llega una mujer que te demuestra en la cara que es mejor que tú, estás en un gran lio; o bien tendrás que reconocer su superioridad, o bien tratarás de luchar para sostener la idea de que eres superior (Lo que te hará más inferior de lo que eras antes de saberlo) haciendo de todo para superarla porque es algo que no puedes permitir.  Si reconoces su superioridad estarás accediendo al camino de la comprensión, si luchas todo se complicará con mayor incomprensión.

Algún día podrás ver que detrás del complejo de superioridad hay una búsqueda de poder, y que detrás del complejo de inferioridad hay otra lucha de poder, ambos quieren tener el poder desde diferentes lugares, unos desde la dominación y otros desde la sumisión, unos desde la esclavitud y otros desde la libertad, unos desde el victimismo y otros desde el maltrato, unos desde la soberbia y otros desde la humildad. Pero cuando dejes esta búsqueda bipolar de poder comenzaras a sentir que el poder es inherente a tu propio nivel de consciencia, a tu capacidad de darte cuenta, a tu habilidad para no dejarte atrapar por los juegos de falso poder. Entonces accederás a un espacio de armonía, a una relajación en relación al poder que te dará lo mismo quién lo tenga y quién no, porque lo que más te importará es saber que el único poder que existe está en el hecho de ser inconsciente del propio poder. No hay poder mayor que este. Me refiero al hecho de vivir en el poder pero no alardear de él, a sentir el poder en tus entrañas pero no hacer uso abusivo, a disponer de cuotas de poder cada vez más grandes pero no utilizarlas para subyugar a otros sino para apoyarles y acompañarles en el camino hacia el encuentro de su propio poder. Quienes han llegado a tener algún tipo de poder se corrompen en el uso que hacen del poder, incluso maestros y gurues espirituales, porque es la gran tentación del humano. Ser inconsciente del poder no significa que no sepas que lo tienes, sino que tu mente no recurre al hecho de que lo tienes porque tenerlo lo consideras como una responsabilidad. Entonces si eres responsable de tu poder es porque lo tienes en tus manos, y no el poder a ti.

¿Por qué no colaboras en el desarrollo del poder de tu novia? Apóyala en su búsqueda de poder, acompáñala en conseguir todo lo que su poder le permita, inspírala en que se realice a través del florecimiento de su poder. ¿Qué piensas que te va a ocurrir? ¿Qué con su poder te va a aplastar?   Debo darte la mala noticia que eso no ocurrirá, solo recibirás amor y gratitud, admiración y respeto. ¿Y eso no es acaso una parte del autentico poder que estás buscando? Quizá de manera inconsciente es lo que jamás quieras tener: AUTÉNTICO PODER SOBRE TI MISMO.

Ahora mismo bajé a tomar un zumo a la cocina de mi casa y encontré a una mujer hablando con un hombre por teléfono, es una alumna de nuestra escuela, en el tono que hablaba y le hablaban (porque se oía muy bien) pude percibir la tremenda oscuridad que hay en las relaciones humanas cuando hay alguna lucha de poder, quizá por ello esta mujer tenía todas las luces de la casa encendida.

Alberto José Varela

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Alberto José Varela

Fundador de empresas y organizaciones; creador de técnicas, métodos y escuelas; autor de varios libros. Estudiante autodidacta, investigador y conferencista internacional, con una experiencia de más de 40 años en la gestión organizacional y los RRHH. Actualmente crece su influencia en el ámbito motivacional, terapéutico y espiritual a raíz del mensaje evolutivo que transmite.

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