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DEL SUICIDIO A LA RECONCILIACIÓN. Detrás de todo suicida hay un homicida que quiere sanarse. (1ra parte)

RADICALISMO, VENGANZA, SUICIDIO, Y  MUERTE… EXTREMISMO, VIOLENCIA, GUERRA Y DESPRECIO POR LA VIDA.

“Detrás de todo acto suicida siempre hay una intención homicida”.

¿Qué nos está pasando a los seres humanos? Cada 20 segundos hay una persona que se está quitando la vida en el mundo. Suman más de 1 millón de personas al año los que se suicidan. Una plaga incontrolable. ¿De dónde viene esa búsqueda de muerte? Cada vez hay más terroristas que se inmolan y en ese mismo acto matan a otras personas. ¿Se puede parar toda esta locura?

El suicidio es la causa numero uno de muertes. ¿Qué hay escondido detrás de esta pandemia humana? Cuando estuve en prisión vi varios compañeros que se suicidaron, hablé con uno de los funcionarios-terapeutas sobre el tema, y me dijo: “no conviene que se sepa que la gente se suicida, porque inspiraría a otros a hacerlo”  ¿Será esa la causa del porqué no se trata el tema en los medios de comunicación? ¿Se quiere esconder la verdad? Si tanta gente coincide en buscar ese tipo de salida a sus problemas o conflictos debe de haber alguna explicación que lo aclare.

El ejército de soldados, listos para inmolarse, tiene lista de espera; cada vez hay más jóvenes dispuestos a morir y matar. ¿Qué les impulsa en lo más profundo a hacerlo? Explicar esto con solo afirmar que son fanáticos religiosos, es quedarnos en la superficialidad del asunto.

Es sabido que detrás de todo suicida hay un homicida. Un suicida es un asesino; es un ser humano que está lleno de impotencia, ira y odio; por eso necesita matar, pero como no puede o no se atreve a hacerlo a gran escala, lo hace a pequeña escala, lo hace consigo mismo; y si además puede matar a otros inocentes en el mismo acto, mucho mejor para cumplir su envenenada intención de destruir y vengarse.

Cuando un suicida no puede matar aquello que odia, su sed de venganza crece y se vuelve virulentamente destructiva. ¿Qué es lo que odia un suicida?  Fundamentalmente a SÍ MISMO y a la VIDA. Es evidente le mueve un odio interno, un profundo resentimiento que proviene de hechos, situaciones y eventos concretos de su vida personal. No es un problema de mala educación o ausencia de educación o núcleo familiar, es mucho más complejo.

Los expertos en análisis de conductas terroristas están reconociendo que es necesario reunir una serie de características para crear a un terrorista listo para inmolarse. Deben haber sido maltratados, tener un resentimiento social, una serie de traumas que le han producido mucho dolor, una serie de frustraciones, un talento o potencialidad creativa desperdiciada, un sentimiento de impotencia ante su propia vida, haber perdido la esperanza, un rechazo generalizado por la vida y el ser humano, y además una ideología mínimamente convincente que le motive a tomar la decisión de sacrificarse por una causa.  Es decir que crear una mente terrorista un fenómeno multifactorial muy complejo.  A veces puede ser una sola causa la principal, pero siempre va acompañada de otros factores que refuerzan y definen la tendencia suicida. En el caso de los terroristas que se inmolan, en realidad no se inmolan ni se sacrifican, sino que se suicidan con el objeto de hacer daño a otros, de vengarse. Hay muchos suicidas que se quitan la vida para crear culpa y sufrimiento a toda su familia o conocidos. Dejan un mensaje contundente de despecho y venganza.

Para quienes estén dispuestos a profundizar un poco en esta situación les invito a leer tranquila y meditativamente este artículo. Llevo años escribiéndolo, pero los sucesos me han impulsado a publicarlo ahora.

Del mismo modo que existe una consciencia individual que es propia de cada individuo, también existe una consciencia colectiva que es la unión de todas las consciencias individuales de cada especie. Por otro lado, así como existe una consciencia colectiva en la que hay un conocimiento implícito desde que nacemos, que compartimos como especie y al que podemos acceder; también existe un inconsciente colectivo en donde está escondida gran parte de la información que no nos conviene o no nos gusta tener tan a la mano, por tanto no podemos acceder tan fácilmente, pero es eso lo que rige gran parte de nuestra vida.

Dentro de esta zona oscura u oculta hay órdenes registradas como consecuencia de las conclusiones que va sacando cada especie de acuerdo a lo que experimentan. De esa información compactada e indescifrable nacen la mayoría de comportamientos automáticos, ya que al automatizarse no es preciso pensar ni analizar nada, pues las conclusiones han sido contundentes en el paso del tiempo y según la experiencia recogida; por tanto, se han convertido en órdenes a las que la mayoría de componentes de una misma especie no puede dejar de obedecer.

En el caso concreto de la especie humana, hay una orden inconsciente que data de miles de años y que ha ido acentuándose cada vez más, es la orden de SUICIDIO, o lo que también se denomina IMPULSO INCONSCIENTE DE MUERTE. Se refiere a una búsqueda no racional de poner fin a la vida, de anticipar el momento de la muerte, y de hacerlo de manera más o menos provocada o accidental. Como si hubiéramos llegado a la conclusión de que no hay solución, que la vida no tiene sentido y que la única salida es acabar con todo; y por supuesto, empezando por la vida de uno mismo. Entonces se disparan una serie de actitudes, comportamientos y decisiones orientadas a ejecutar esa orden de muerte. Creando todo tipo de conductas autodestructivas e insanas.

Quiero que sepáis que este artículo está escrito por muchos autores. Algunos de ellos trabajamos en este blog, otros muchos son clientes o lectores, y la mayoría es gente que está por todas partes del mundo y que no conozco. Yo como escritor soy el representante de todos en este momento, estoy tratando este tema como si fuera un acto de canalización global, estoy plasmando la descripción de una serie de actitudes humanas regidas por el inconsciente colectivo. En ese caso es una actitud que nos lleva incluso involuntariamente hacia la muerte. El hecho de que le estemos poniendo un poco de luz es para comprobar si lo reconocemos en cada uno de nosotros, tiene por objeto desprogramar dicha orden de muerte. Pero eso es algo que sucederá poco a poco, primero hay que reconocerlo a nivel individual, luego hay que realizar un proceso de sanación en toda regla, y cuando recuperemos las ganas de vivir comenzará a remitir dicho impulso inconsciente de muerte.

Debiéramos preguntarnos seriamente ¿Por qué hemos ido perdiendo las ganas de vivir?  Queremos alargar la vida  aplazando la fecha de muerte, pero no queremos vivir digna y saludablemente. Esta realidad se ve claramente en la contradicción de que cada vez hay un promedio de vida más elevado, y por otro lado cada vez hay más gente que se suicida.

Hay una parte del cerebro humano que contiene información que ataña a toda la especie, que conoce lo que le está ocurriendo a la mayoría de personas, que sabe cuáles son los problemas comunes. Esa parte inconsciente y tremendamente inteligente no necesita ponerse de acuerdo con los millones de cerebros humanos, no es ninguna discusión ni convención de ideas, es simplemente un sustrato resumido y condensado. Es la suma de todos. Es como una wifi de toda la humanidad que decodifica lo que cada persona siente respecto a la vida. Es una conclusión inocente y pura que, aunque parezca contradictorio, tiene como fin la perpetuación de la especie. El inconsciente maneja muchas órdenes para cuidar la vida, protegernos, estar alertas, pero  ¿Cómo es que el suicidio pueda colaborar a perpetuar la vida?

Si los seres humanos pudiéramos ver la verdad de lo que está ocurriendo en la población mundial y aceptáramos que hemos fracasado, que los modelos religioso, político, educativo, familiar y laboral se ha quedado atrás, no están a la altura de un ser humano que aspira a mucho más; entonces  reflexionaríamos profundamente sobre el modelo de vida que hemos creado y de todas las grietas que tiene, por donde se nos van el entusiasmo, la motivación y las ganas de vivir; entonces podríamos realizar los cambios y las transformaciones necesarias a nivel individual y social para que esa conclusión destructiva deje de operar en nuestra manera de actuar y movernos por la vida.

Por un lado nuestro instinto grita ¡QUIERO SEGUIR VIVIENDO!  Y por otro lado nuestras conclusiones colectivas gritan ¡ME QUIERO MORIR CUANTO ANTES!  Ambos clamores coexisten dentro de una misma persona, creando una lucha interior insoportable. Un debate esquizoide interno.

Ante la cruda realidad de querer vivir y a la vez querer morir, hemos creado una opción intermedia: el Suicidio Homeopático, es el daño que nos hacemos a nosotros mismos cada día y de manera muy disimulada, poco a poco, sin que nos demos cuenta. Por un lado seguimos viviendo, y por otro lado nos vamos quitando un poco de vida cada día. De esta manera obedecemos las dos órdenes: de seguir con vida, y de destruirla.

Los que deciden conscientemente suicidarse, lo hacer mediante varias opciones: cortarse las venas, ahorcarse, arrojarse de altura, tomar tóxicos, quemarse, etc. Pero existen muchos más métodos inconscientes de intento de suicidio, como  fumar, comer mal o en exceso, provocar accidentes de tránsito, drogarse, ir a la guerra;  también existen otros muchos métodos más cotidianos y sutiles de suicidarnos, como ser: dormir con quién no amamos; compartir la vida con otra persona por algún interés aunque nos desagrade; dejar que otros nos traten mal; permitir que nos humillen sin reaccionar; trabajar en lo que no nos gusta; callarnos cuando queremos hablar; hacer y aceptar juicios; descuidar la naturaleza contaminando ríos y cortando árboles, etc. etc. Hay tantas maneras de suicidio colectivo…

Son múltiples maneras de expresar violencia hacia nosotros mismos de forma más o menos sutil y camuflada, pero que siempre acaba manifestándose de manera trágica y contundente.

Todo aquello que hagamos que acorte la vida o que disminuya la calidad y disfrute de la vida, en alguna medida es un acto suicida.

Qué casualidad que según el diccionario, el antónimo de “INMOLAR” sea “PERDONAR”.

CUANDO NOS PERDONEMOS A NOSOTROS MISMOS SE ACABARÁ TODO ACTO SUICIDA.

CUANDO PERDONAMOS YA NO HACE FALTA SACRIFICAR, CASTIGAR, VENGAR NI MATAR.

Alberto José Varela

 

 

https://albertojosevarela.com/el-suicidio-me-toco-muy-de-cerca-2da-parte-mensajes-del-suicida-y-el-suicidio/

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Alberto José Varela

Fundador de empresas y organizaciones; creador de técnicas, métodos y escuelas; autor de varios libros. Estudiante autodidacta, investigador y conferencista internacional, con una experiencia de más de 40 años en la gestión organizacional y los RRHH. Actualmente crece su influencia en el ámbito motivacional, terapéutico y espiritual a raíz del mensaje evolutivo que transmite.

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