INERIOR 01

COMPRENDIENDO LA FUERTE INFLUENCIA DEL ODIO SOBRE LAS RELACIONES (1ra parte). Padres e hijos, parejas, amigos, familias enteras apoyadas en una bomba oculta que nos estalla a cada rato.

CÓMO LIBERARNOS DEL DOMINIO DEL ODIO EN LA VIDA HUMANA.

Aunque busquemos el amor e incluso aunque amemos estaremos dirigidos por un odio inconsciente hasta que lo detectemos y desactivemos.

 

¿Qué relación hay entre el odio, la prostitución, el sufrimiento y la dominación? ¿Es posible salir de la esclavitud a  la lealtad familiar para vivir en la libertad del amor? La respuesta es dolorosa pero liberadora, quizá la puedas extraer de este insoportable texto reflexivo.

El odio domina nuestros actos sin que nos demos cuenta, guía nuestra vida pasando desapercibido, elige nuestro destino sin que podamos evitarlo. Seguiremos siendo esclavos del odio mientras no nos atrevamos a meternos en su núcleo para desarticularlo. Preferimos enfocarnos en el amor como si no hubiera ningún fondo de odio debajo; elegimos buscar amor, vivir con amor, dar y recibir amor, como si eso fuera posible sin antes desactivar el odio. Hagamos lo que hagamos para liberarnos del sufrimiento, si en la base sigue estando el cimiento del odio sobre el que se apoya el amor que vivimos, seguiremos haciéndonos daño unos a otros. Como si fuera un enemigo oculto, escondido en lo más profundo para atacarnos en cualquier momento, agazapado en las sombras y destinado destruir lo que nos hace feliz.

Ayer recibí un video que inspira al odio y a la exclusión social, era sobre la migración de personas desde África con intenciones destructivas.  A la persona que me lo envió le respondí que no iba a difundir algo que activara el odio reprimido de otras personas, porque si no nos acabaremos matando todos entre todos; en vez de eso prefiero seguir arrojando luz a las personas sobre el origen del odio para poder sanarlo y trascenderlo. Dado que quien me envió este video es terapeuta sistémica, mi respuesta dio lugar a que mantuviéramos un interesante diálogo sobre cómo nace el odio en los seres humanos y como se manifiesta. Un tema central en toda terapia o trabajo de autoconocimiento: la influencia de la madre en la existencia del odio humano.

¿Algún día las madres podrán evolucionar a tal punto de decidir acabar con el odio en ellas misma, en sus hijos y en los padres de sus hijos? Porque si las madres fueran conscientes de cómo influyen en la creación y sostenimiento del odio en el mundo, la humanidad se transformaría. Podemos hacer algo para cambiar esta desgracia, pero desde el amor. Desde la inclusión. Aunque la madre pueda ser el origen del conflicto, la solución debe ser de todos. Hay que regresar a la fuente para rescatar al padre y a la madre del corazón de los niños heridos doblemente, por la mama, y por amor. La madre asumió el rol de padre, sumado al de madre, tomando el poder sobre los hijos y excluyó a los hombres haciéndoles hijos descorazonados o desarraigados del amor, y allí está el resultado. Lo hizo pensando que era lo mejor, pero se equivoco. Los que hacen daño en el mundo conocen esta debilidad de los humanos y están usándola para destruir.  Algunos movimientos feministas son excluyentes de lo masculino; es solo un ejemplo de cómo el odio se cuela por organizaciones humanas aunque en el fondo tengan la mejor intención.

El padre no es real, es una idea de la madre acerca del padre que la madre le inserta al niño, hiriéndolo y llenándolo de odio, primero por tener que recibir ideas prestadas acerca de las cosas y las personas, y segundo porque se produce la ruptura con el padre. La madre también se ocupa de insertar la idea de lo sagrada y perfecta que es ella, se vuelve una madre intocable, mientras que el padre se ha vuelo irrecuperable, imperfecto y digno de juicio. Estamos hablando de la desgracia humana metida en la psiquis de los niños. La influencia que ha producido el hecho de sobreproteger a la madre y desproteger al padre se ve claramente en el estado general de las personas.

 

RELATIVIZANDO EL AMOR DE MADRE:

Mi visión del asunto es que de niños nos ocurren dos cosas que alteran la percepción del amor y nos inhabilitan para amar, la primera cosa trágica es que nuestros progenitores (con la madre como líder de la campaña) nos hacen creer que nos aman, pero sin mala intención, nos venden la idea de que su amor es el único amor, el más puro y genuino, el que nunca se muere, el que no vamos a encontrar en ninguna otra persona; cuando en realidad ese amor que nos dan no es amor de verdad sino otro tipo de sentimiento sobreprotector, es un amor instintivo que proviene de la necesidad de supervivencia, es un amor obligado, impuesto por la naturaleza para cuidar y proteger a nuestros hijos, no es un amor que se elige sino que se impone en los genes por preservación de la especie. Psicológicamente hablando debemos reconocer que esa aproximación al amor tiene un gran utilidad para los niños ya que se sienten amados, aunque todavía no conozcan el amor; y por otro lado tiene una gran utilidad para los padres que inconscientemente endeudan a sus hijos haciéndoles esclavos de la idea de que ese amor que le dieron debe ser devuelto con obediencia, lealtad, respeto incondicional, y con la ayuda que deben darle de por vida a sus padres. El amor está tergiversado en la mente de las personas, en parte porque se ha alterado el significado.

Es momento de aclarar que los griegos reconocieron en su lengua las diferencias de amor, por eso la diferenciaron con varias palabras, una es PHILOS, refiriéndose al amor hacia el prójimo en general; otra es ÁGAPE refiriéndose al amor incondicional y divino; otra es EROS refiriéndose al amor sexual o entre cuerpos y otra es STORGÉ para referirse al amor estable y duradero de una relación. Incluso hay más frecuencias del amor, y muchas más maneras de definirlas, porque el amor no es una emoción ni siquiera un sentimiento. Es mucho más que eso. Es una compleja e invisible sustancia universal que lo contiene todo y lo une todo. Es el tejido conectivo que nos une a todos con todas las cosas. El amor no es nada parecido a una relación; las relaciones son esencialmente neuróticas y contienen toda la enfermedad del condicionamiento humano, por ellas transitan los bajos instintos, el odio y el rechazo, los intereses, la manipulación…  pero el amor va mucho más allá de una relación, es tan profundo que trasciende las diferencias, atraviesa las duras capas de las identificaciones y llega al núcleo de la esencia, allí donde no hay diferencias ni divisiones, para hacernos retornar a la unidad cuando le permitimos que nos atraviese de lado a lado. No es necesario tener una relación determinada para amar o sentir amor, porque en la mirada consciente de unidad nos conectamos con el amor de manera instantánea y profunda.

Llevado al tema de hoy, el amor auténtico en el ámbito de la relación padres e hijos es algo que surge cuando los progenitores dejan de serlo conscientemente, se desidentifican del rol, salen del personaje y se abren a entrar en conexión desde un lugar profundo, solo desde ahí se entra en la frecuencia del amor universal, y es desde ahí que aceptan, respetan, apoyan, comprenden y disfrutan de la libertad de sus hijos; cuando reconocen el Ser único, exclusivo e irrepetible de sus hijos, sin querer imponerle ninguna manera de ser, sin juzgarle, sin rechazarle, sin proyectarle, sin cargarle de expectativas… ahí es cuando comienza a percibir el AMOR real.

La mirada y actitud incondicional hacia otro ser vivo es lo que demuestra que hay verdadero amor. Este tipo de amor no lo experimentamos los niños humanos a raíz de estar sumergidos en un sistema de creencias, un modelo educativo y una inercia generacional en la que se ha impuesto la obligatoriedad a los descendientes de ser de la manera en la que les indican los progenitores. Una autentica tragedia psicoemocional y espiritual para cualquier niño. Por ello el niño se queda como niño y no madura, no puede, está estancado en la expectativa encriptada y no cumplida hacia los padres. La deuda es tan grande que no hay manera de pagarla.   De ahí surge la prostitución, las infinitas concesiones que deben hacer los hijos para pagar los altos intereses a los padres, como si fueran un Banco. Es como tener a una prostituta trabajando para ti toda la vida para que te pague el favor de haberla traído del tercer mundo. Lo mismo hacen los padres obligando a los hijos a ser como ellos quieren que sean. Esto genera tal odio interno en el niño que al hacerse adulto no tiene otra opción que sacarlo de cualquier manera  en la vida cotidiana.  Por eso afirmo que el amor que creemos experimentar los humanos no es amor, es odio reprimido tratando de aliviar el sufrimiento. Por esa razón las relaciones de supuesto amor producen tanto daño.

Momentos después del diálogo por teléfono con la terapeuta sistémica estuve en una sesión grupal de integración psicoterapéutica con aprendices y alumnos de la Escuela Consciente que dirijo, surgió el mismo tema en varias personas relacionado con el odio hacia lo que hacemos, ya que una alumna manifestó estar trabajando en algo que no le gusta, que odia, pero no sabe como dejarlo. Nos zambullimos entonces para ir a la raíz del odio porque de no detectarlo no podemos ponernos por encima de su devastador efecto en la vida cotidiana.

Toda persona que hace cosas que no le agrada o que odia hacer es porque está dentro de un bucle del que ni siquiera se da cuenta.  Este bucle tiene dos secuencias, cada una cumple con un objetivo y se retroalimentan mutuamente.  Secuencia 1: Dado que me odio hago cosas que no me agradan para castigarme y para odiarme más. Secuencia 2: Hago cosas que no quiero para odiarme más a mi misma y porque no me merezco otra cosa que sufrir. De esta manera queda perpetuado el reinado del odio, el odio que siento produce lo que hago, y lo que hago produce odio hacia mí. Es un sistema cerrado e integrado que castiga, destruye, sabotea, desgasta, aplasta y humilla al ser humano. Este es el resultado de todo lo que vengo explicando en este texto.

Pero es apenas el comienzo de este apasionante tema.  En pocos días publicaré la segunda parte.

Alberto José Varela

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Alberto José Varela

Fundador de empresas y organizaciones; creador de técnicas, métodos y escuelas; autor de varios libros. Estudiante autodidacta, investigador y conferencista internacional, con una experiencia de más de 40 años en la gestión organizacional y los RRHH. Actualmente crece su influencia en el ámbito motivacional, terapéutico y espiritual a raíz del mensaje evolutivo que transmite.

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