«NUNCA PENSÉ QUE EL CAMBIO FUERA POSIBLE, NUNCA HE CREÍDO EN MI»
Es el típico pensamiento que anida y esconde mucha gente, aunque estén haciendo de todo por cambiar.
La desesperanza es un sentimiento tan enfermizo como profundo, cuando se pierde la esperanza se cierra el corazón, entonces la única opción posible para vivir es la desconfianza o la transformación.
La desconfianza es un virus que se enquista y va mutando de muchas maneras, una de ellas es la desesperación. Más tarde que temprano el desesperanzado tiene que desesperarse, es parte de su proceso de darse cuenta. Pero cuando se desespera corre el riesgo de salir corriendo lo mas lejos de la fuente que le pueda inspirar al cambio. Esto explica las recaídas de tantas personas que quieren dejar adicciones.
Para el que lo experimenta, estar desesperado es el efecto constante de perder la confianza en si mismo. En realidad no se puede perder la confianza sino que se puede reconocer que nunca se tuvo, o mejor dicho aun, es llegar a darse cuenta que siempre ha habido desconfianza. toda visita al núcleo de desconfianza nos lleva a reunir causas y justificativos para desconfiar, eso es mucho más fácil y menos doloroso que hacernos cargo que la desconfianza es algo propio que lo proyectamos en otros.
Cuando se vive toda la vida en la desconfianza y se tiene la intención de vivir en la confianza, hay que hacer un gran trabajo personal de evolución interior, abrirse ante todas las dificultades que se presentan, rendirse y entregarse; pero el método más rápido y menos doloroso es el autoengaño, para ello hay que tener algunas experiencias acumuladas y un guion bien estudiado con un soporte intelectual, sabido y orquestado para que sea creíble y poder asegurar: «HE CAMBIADO». Entonces no es necesario cambiar sino sostener el discurso. Pero luego la vida misma es quien hace la supervisión.
Cuando una persona repite una y mil veces que ha cambiado o que ha superado alguna adicción, por ejemplo, y en realidad no lo ha hecho, al decirlo no solo que está autoafirmandose en la mentira, sino que además está creando un ataque a si mismo basado en la falta de autenticidad, que él mismo puede comprobar cada vez que mira su vida y no se siente feliz, o que ve evidencias de que no ha cambiado. Entonces la frustración, la decepción, el desencanto y la necesidad de proyectar el fracaso en otros. «Si yo no cambio ni soy feliz, entonces nadie puede conseguirlo»
Otras muchas personas hacen cambios reales, atraviesan el dolor de que ello suceda y se abren a la felicidad que les llega si ello es cierto. Estar feliz, en paz y armonía son algunas de las pruebas de que los cambios están ocurriendo.
Hoy estaba escribiendo este post, a raíz de estar pensando varios días sobre la relación que hay entre la desconfianza y la ausencia de cambios, y me llegó este precioso mensaje publicado en el facebook de Hendara Rico Castro, encargada del EpiCentro de Tepoztlan México y facilitadora de nuestra organización:
UNA MANIFESTACIÓN DE QUE SE PUEDE CAMBIAR:
Salto cuántico!! Que maravilla es transformar, aceptar y soltar lo que te duele; las expectativas, las pajas mentales. Todo se resume en una palabra que suaviza el alma «Es lo que hay»
Como saltan las alarmas, las ganas de huir, las desvalorizaciones cuando algo toca el condicionamiento.
Que maravilla atreverse a confrontarlo; al final es un segundo de dolor, de consciencia, de entrega a confiar y de no luchar.
El regalo es mil, diezmil, que digo millones de veces más grande. Y después te ríes jajajjaaj te ríes de lo que antes te dolía, y te das cuenta que solo tu sostenías el absurdo, la telenovela, el drama.
Que nada de lo que te decías era cierto, que eran suposiciones y normas.
Antes yo sentía que disfrutaba, pero ahora en 3 días he disfrutado más que en dos años, y ahora a continuar…
con la edad que tengo física, emocional y mental estoy instalándome en la eterna madurez, en la eterna juventud, en la eterna niñez.
Ayyyyy…. niña, madre, anciana, bruja, amante, cocinera, compañera, trabajadora……todas y ninguna, pero sin que se apoderen de mi.
Libre, libre, libre!!!!
Hendara Rico
A veces la desconfianza no es más que un dispositivo de seguridad para evitar el cambio inminente.
Este dispositivo se activa cuando se está en peligro de cambiar, se manifiesta como un demonio, una creación paranóica que tiene como fin alejarnos, distraernos, acobardarnos, enfriarnos y distanciarnos de aquello que nos apoyará en el proceso de transformación. A veces son personas, otras veces es la familia o un grupo afín.
Otras veces el dispositivo se activa para desmoronar los cambios que en realidad han ocurrido, hay personas que han desconfiado tanto en toda su vida que si hacen algún cambio deben recurrir a la incredulidad para autocuestionar todo lo que ya han alcanzado. Es otro velo que tapa la realidad.
A todos los que siguen ahí… perseverantes antes las dificultades que supone una transformación, y que reconocen estar en el camino del cambio, quiero decirles solo una cosa. LA EVOLUCIÓN INTERIOR ES LO QUE LE DA SENTIDO A LA VIDA: entregarse a la vida para que ella realice el proceso demoledor de la transformación. La vida es muy sabia y nos envía todo lo que necesitamos para abrirnos de nuevo a la esperanza y al amor.
Alberto José Varela
Si quieres hacer procesos de cambio utilizando la tecnología de transformación que ofrecemos en nuestros retiros, puedes escribir a: [email protected]