«ASOMBRO», ES LA PALABRA QUE MUCHOS UTILIZAN PARA DESCRIBIR LO QUE EXPERIMENTAN
Ideal para ateos, agnósticos, incrédulos y personas que no creen en el cambio
Estimado Alberto:
Escribo esta carta con motivo de mi asistencia a la escuela el próximo día 22, en Madrid. Estuve en el retiro de Alicante del 19 al 21 de junio y quedé tan impactada de la efectividad del proceso sanador, así como de la rapidez con que actúa, que me gustaría que todo el mundo pudiera experimentarlo.
Quiero compartir a qué se debe mi asombro.
Desde pequeña he sentido que esta vida no podía ser sólo lo que vemos. Sin embargo, fui educada en el más estricto ateísmo. Aunque ello supusiera sufrir discriminación al no ir a catequesis como los niños de mi edad, o en clase de religión católica ser expulsada al pasillo. Así que mi búsqueda del conocimiento espiritual ha ido por caminos variopintos, incluidos: ouija, tarot, empezar la carrera de filosofía -que enseguida abandoné-, drogas, yoga, asistir a Gnosis, o bautizarme, hacer la primera comunión y la confirmación a los 34 años…
Pero a pesar de hacerme una idea intelectual de lo que era la divinidad, y de ver lo que distintas teorías y religiones tienen en común, no conseguía darme cuenta de lo válida que era esta vida. Más bien me parecía que no tenía sentido nacer para morir. Y deseaba que la vida pasara rápido para acceder pronto a otro plano mejor. Y a medida que iba aumentando mi deseo de espiritualidad iba decreciendo mi salud, sobretodo la mental, pero también la física en los últimos años (tengo 41).
En la preadolescencia empecé con psicoanálisis, 2 veces a la semana desde los 13 a los 19 años, me di yo el alta, pero mi pesimista visión de la vida no había cambiado. A los 24 años empecé tratamiento psiquiátrico por depresión y trastornos alimenticios, y ese tratamiento se ha mantenido con algunos periodos de descanso hasta el año pasado que me lo dejé cansada de no ver resultados.
En el cuerpo también eran todo dolores, según los médicos, psicosomáticos la mayoría. Y también traté de curarlos: reflexología, homeopatía, reiki, naturopatía, flores de Bach, acupuntura, yoga, craneosacral, etc. Pero nada, todo se mantenía.
Y el mes pasado, me armo de valor, y me voy a ese retiro con uso psicoterapéutico de Ayahuasca; estaba llena de dudas, miedos y desconfianza. Con muchísima ansiedad, llena de dolores físicos, con compulsión por la comida y la consecuente obesidad… Y, en sólo dos días, veo la luz. Ya no al final del túnel, sino aquí y ahora, rodeándonos a todos.
He empezado un proceso de cambio que quiero continuar y que me gustaría que toda la humanidad pudiera experimentar también. Que todo el mundo pudiera desenmascararse y dejar de vivir mentiras que hacen sufrir..
En fin, todo esto es lo que me motiva a querer asistir a la Escuela Europea Ayahuasquera. Tengo muchas ganas, y alegría. Muchas, muchas, muchísimas gracias.
Un abrazo, Nuria.