AYAHUIASCA ENTRADA 15

LAS RAÍCES DE NO QUERER HACERNOS CARGO DE LA PROPIA VIDA . Cómo utilizamos el pasado y el futuro para evadirnos de la responsabilidad.

EXCUSAS QUE JUSTIFICAN HACIA ATRÁS, Y FANTASÍAS ILUSORIAS QUE DISTRAEN HACIA DELANTE

Cómo acabar con el juego neurótico de no querer asumir el compromiso con uno mismo.

Es conocida y muy extendida la tendencia de buscar en el pasado las causas de los problemas y recurrir al futuro para encontrar las soluciones. Mientras tanto el presente sigue siendo de la misma y lamentable manera. Mientras nada cambia aquí y ahora, seguimos viajando por el pasado y el futuro.

Cuando nos preguntamos de donde viene una enfermedad, una adicción o alguna conducta destructiva, recurrimos al pasado para encontrar el origen, para saber de dónde nos viene, navegando por la niñez, los padres, las generaciones pasadas, la genética e incluso otras vidas.

Cuando nos preguntamos cómo podemos resolver cualquier problema o encontrar alguna solución miramos hacia el futuro, para ver cuándo será el momento oportuno, creamos planes y fantasías para posponer la llegada de la solución; ilusionados que el futuro proveerá las respuestas y soluciones, que nos traerá la salvación.

Revivir el pasado, regresar a él, es un trabajo muy delicado que requiere la guía de gente despierta. ¿Qué importa si papá no me dio amor o si mamá me rechazó?  Ellos lo han hecho por razones inherentes a sus propias vidas. Y si lo que me dieron equivocadamente o lo que me dejaron de dar ha quedado en mí como un registro traumático, doloroso o condicionante, AHORA YA ES MÍO. Es absolutamente mío, está en mí porque en su momento lo he aceptado desde la inocencia y no he podido rechazarlo ni he podido defenderme cuando me lo lanzaron abruptamente sobre mi psiquismo; y si eso cerró mi corazón es porque era la única manera que tenia de defenderme o dejar de sufrir.  Ahora todo eso está en mi, muy dentro de mí, rigiendo mi vida, haciendo que tome decisiones inadecuadas, y haciéndome sentir infeliz. Pero eso es mío también. Todo es mío, y si me responsabilizo de todo entonces cambio mi actitud. Lo primero que ocurre es declararnos impotentes ante la posibilidad de cambiar el pasado. Eso es responsabilizarse de lo que ocurrió, porque se acepta de corazón.

Ese pasado no integrado está cargado de diversas heridas y carencias, y está creando el presente. Eso es vivir en el pasado. Quienes están anclados en el pasado, ya no pueden hacer nada más que sufrir y victimizarse. Solo el presente y el futuro son los tiempos desde donde se puede hacer algo. Con el pasado no se puede hacer nada porque es perfecto, ya pasó; no se puede cambiar, ya murió; no se puede resucitar, ha dejado de existir. Quienes tengan un pasado activo son esclavos de su influencia.

Quienes estamos ahora mismo en el presente podemos viajar virtualmente al pasado por las autopistas creadas en nuestra mente para reparar averías de percepción que afectan nuestro proceso evolutivo y que se manifiestan desfavorablemente en el presente. Un ejemplo de acceso al pasado para realizar una reparación es a través del proceso del perdón, llevándolo a cada momento de la vida y a cada punto del camino transitado que todavía haya quedado registrado como erróneo o incorrecto. Es un proceso de sanación que opera en el pasado, redefiniendo en el plano mental la interpretación, para que el corazón se vuelva a abrir para recibir lo que en su momento había dejado fuera.

Es asombroso como este proceso de perdón va repercutiendo indefectiblemente en el presente. Cuando la mirada se limpia hacia el pasado se acaba la persecución de la angustia y se abre un vislumbre hacia el futuro en donde se comienza a crear una nueva realidad, totalmente desconectada del pasado, totalmente conectada con el puro y espontaneo presente que ya no es un resultado del pasado sino una semilla con todo el potencial para desarrollarse en el futuro.

Buscar las causas en el pasado es una peligrosa distracción para no asumir la responsabilidad de lo que nos toca hacernos cargo. Depositar en el futuro la llegada de respuestas o soluciones es procrastinar la responsabilidad para más adelante. El pasado nos provee las excusas necesarias para no hacernos cargo -que es una manera de evadirnos de la responsabilidad- y el futuro nos permite posponer las decisiones -que es otra manera de evadirnos de la responsabilidad- para que quedemos convertidos en seres culpables e inseguros, desconfiados y miedosos; inhabilitados para vivir.

La indagación consciente y trascendente del pasado nos conducirá inevitablemente a una comprensión de lo que nos ha ocurrido. Nos dará luz para exculparnos y absolver a todos los presuntos culpables. Pero hay que despedirse para siempre, porque una vez que el corazón integra cada cosa y llega la comprensión, ocurre un borrado automático, como si un virus de repente hubiese devorado todo rastro de datos de lo ocurrido. De pronto ya no hay nada. Solo quedan datos muertos para recordar con gratitud.

Cuando se comprende el pasado ocurre una liberación, se cortan cadenas. Y por tanto se borra también el futuro. Levantas la mirada y no ves absolutamente nada ahí adelante. Es la libertad total. Estas precisamente en el presente y ante la nada absoluta ante ti.

La sanación del pasado se proyecta en el futuro. Primero es hacia atrás, luego hacia adelante, primero es hacia abajo, luego hacia arriba.  El pasado era un sustituto de la semilla real de la flor, por eso no florecía, no hay futuro para una semilla sepultada en los escombros del pasado. El florecimiento es un viaje hacia el infinito, una expansión en la nada, una expresión del ser que manifiesta su amor a la creación.

Cuando se comprende el pasado se abre la puerta a comprender el futuro también, pero el efecto no es el mismo, porque el futuro no ha ocurrido aun, es imperfecto, es el espacio que necesita la semilla para convertirse en flor. El futuro es algo que hay que hacerlo. En este sentido se mira hacia adelante sin calcular.  El registro de error que teníamos del pasado nos hacia especular hacia el futuro. Nos metía en un espacio de desconfianza que no nos dejaba ver la infinita pureza que tiene el futuro. No hay nada más libre que el futuro, pero cuando lo condenamos a mirarlo según el pasado, lo transformamos en una fuente de ansiedad, porque si está creado por el pasado ya sabemos que va a ocurrir más o menos lo de siempre. La frustración que se anticipa mentalmente produce una preocupación constante, el fundamento de toda ansiedad.

Pero si conectamos desde el corazón con el porvenir ocurre otro milagro. En el futuro están ocurriendo cosas sanadoras porque los seres despiertos que están en el futuro que están capacitados para viajar por el tiempo, están regresando para enviarnos mensajes reveladores, y si estamos atentos a las señales que nos envían podremos realizar correcciones en el presente que eviten desenlaces trágicos en el futuro.  El futuro provee pistas muy delicadas pero nadie vendrá a salvarnos, nunca llegará la solución, la respuesta no está en ningún lugar. ¿Es esta una visión pesimista de la vida?  ¿O es un acorralamiento para que nos hagamos cargo de la vida que nos ha tocado?

Un corazón abierto incondicionalmente al pasado es una puerta a las infinitas y misteriosas posibilidades del futuro.

Si abres tu corazón al pasado, el futuro no tendrá otra opción de sorprenderte. Quizá sea eso lo que estés buscando.

Alberto josé Varela

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Alberto José Varela

Fundador de empresas y organizaciones; creador de técnicas, métodos y escuelas; autor de varios libros. Estudiante autodidacta, investigador y conferencista internacional, con una experiencia de más de 40 años en la gestión organizacional y los RRHH. Actualmente crece su influencia en el ámbito motivacional, terapéutico y espiritual a raíz del mensaje evolutivo que transmite.

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