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LA NATURALEZA PODEROSA E INAGOTABLE DE LA ENERGÍA FEMENINA.
Aunque es el gran regalo a la especie humana y para la felicidad humana, hay algo que le impide manifestarse.
Me he resistido a escribir este artículo, me lo pidieron varios facilitadores de Ayahuasca Internacional, ya que en los últimos retiros han comprobado que se manifiesta en muchas mujeres la necesidad de reactivar, resucitar, reconectar o expresar, la energía femenina. En los hombres se manifiesta también una necesidad de ser imbuidos por esa energía femenina que es tremendamente sanadora para quienes viven en la dureza y la indiferencia, en la distancia y la insensibilidad.
Mi resistencia a escribir sobre este tema es fundamentalmente por la tristeza que me produce orientar mi observación hacia el punto más poderoso de la especie humana, pero que está en estado deplorable a raíz del desgaste que ha venido experimentando durante milenios.
Hablar de la energía femenina no es hablar de la mujer, de la sensualidad, de la diosa, ni de la sexualidad, sino de la energía esencialmente cálida, cariñosa y amorosa que proviene del corazón y que posee al ser humano desde sus inicios. Es cierto que se ha manifestado fundamentalmente en la mujer, dado que está relacionada con la receptividad, con la vida, con la afectividad y con la sensibilidad, pero no excluye ni margina al hombre de poder experimentarla.
Mucha gente viene con problemas muy variados que tienen como raíz el mismo origen, en el caso de mujeres por el hecho de no vivir en esa energía femenina, en el caso de hombres por no poder nutrirse de ella. Algo ha sucedido para que la naturaleza femenina se haya alejado de su energía esencial, y por su puesto también algo ha sucedido en el hombre para que deje de ser merecedor de la energía que le puede transformar en un ser susceptible, vulnerable, abierto y entregado. (casualmente, cualidades muy apetecibles para casi toda mujer)
Según lo que vengo observando en mi propia experiencia con mujeres, y después de haber tenido intimidad con no pocas mujeres y una vida privada estable con 7 mujeres con las que he convivido, he podido ver que la energía femenina no está muerta, sino que habita en cada mujer como una posibilidad o como una potencialidad escondida, que la mujer ya no tiene esa energía a flor de piel sino que la esconde, la reserva o en muchos casos la ha anulado por completo. Pero sigue estando allí.
A raíz de que es la energía de la belleza, de la suavidad, de la magia y del encanto femenino, cuando no está presente o no está activa en una mujer, se puede notar más o menos evidente un sufrimiento interno, una incomodidad, una auto-limitación y apatía que produce un estado de control más o menos permanente.
En la práctica se puede observar en casi todas las mujeres que esa energía femenina se ha transformado en una energía controladora, calculadora, dominadora, autosuficiente, distante, fría y exigente. Como si la energía femenina estuviera al margen de la realidad de la mujer, dejando que se muestre el lado resentido de la mujer, en vez de manifestar el lado amoroso y comprensivo.
En mi proceso de búsqueda personal y de evolución, muchas veces me he preguntado ¿Dónde hay alguna mujer? Y obviamente hacía referencia a la evidente ausencia de lo femenino en el mundo. Como si todos los habitantes fuéramos hombres. Como si el mundo fuera presa de una energía masculina, agresiva, yang, dura, que funciona igual que un pene, tratando de entrar todo el tiempo a algún tipo de agujero.
Actualmente se confunde en innumerables talleres o cursos para el desarrollo de la mujer, el concepto de energía femenina con sensualidad o sexualidad, se trabaja la liberación de la Diosa como si se tratara de crear Geishas, queriendo enmascarar la energía femenina bajo una forma erótica, cosa que complica mucho más la situación. Es cierto que lo erótico atrae al hombre, pero ¿es eso lo que se quiere conseguir con la liberación de la energía femenina?
Si al hombre no se llega con amor y cariño (y es evidente que es complicado para la mujer amar a quienes las han aplastado desde siempre) entonces hay que llegar desde deseo y con sensualidad. Pero no deja de ser otra manipulación más de lo femenino aun no sanado. Y no niego que a través del sexo y el proceso de seducción no se pueda dar amor o cariño a un hombre, pero es obvio que resulta mucho más fácil trabajar la liberación sexual que la apertura del corazón. La energía femenina tiene como epicentro el corazón, no el sexo. Es su núcleo auténtico de poder. Lamentablemente el poder se le traslado al uso adecuado de su agujero, e incluso ha ido más allá, porque despliegan mucho poder gracias a la negación del agujero. El poder del amor, que es netamente intuitivo, instintivo y espiritual a la vez, ha sido sustituido por el manejo y control de la mente, que anula la esencia femenina. La mujer se ha ido a la cabeza a establecer su torre de control, y ahora no hay quien la baje de esas alturas. Allí están cómodas y seguras, lejos del peligro y dando órdenes a su manera.
Por esta razón vemos tantas mujeres, que en su proceso evolutivo quieren realizar el recorrido de regreso, desde la mente al corazón, que son apenas unos 35 centímetros de distancia, pero que puede llevarles toda la vida recorrer, y la mayoría de mujeres ni se piensan hacer ese retorno. Quienes se dan cuenta que no hay otra solución, emprenden -aunque a regañadientes- un proceso realmente complicado, pues es como cambiar el modelo de vida, es como transformar la manera de ser. ¿Una mujer que no controle? ¿Una mujer que en vez de planificarlo todo fluya? ¿Una mujer que confíe en su receptividad y sabiduría? ¿Una mujer disponible y abierta a amar sin condiciones? ¿DE QUE TIPO DE MUJER ESTAMOS HABLANDO? De esas que ya casi no existen o que quizá hace mucho que dejaron de existir.
Los que somos hombres podemos dar testimonios que lo femenino impacta en nuestra vida desde que nacemos de una manera muy poderosa, pero que se acaba convirtiendo en un choque frontal interno cuando comprobamos que ese amor se va transformando en exigencias, en sobreproteccionismo, en manipulación, en chantajes y en adicción, y al final queda convertido en una relación de dependencia o en una bomba de relojería que más tarde que temprano va a explotar orientando la onda explosiva hacia otras mujeres. Una venganza más o menos consciente o inconsciente, en toda regla. Como si los hombres aprendiéramos a tratar mal a las mujeres por la experiencia que tenemos con nuestra propia madre. Y por supuesto, “sin querer”, sin que ellas hayan pensado en semejante desgracia, pero en muchos casos, así es. Siempre afirmo que la mejor forma de preparar a un soldado o a un terrorista es retirándole la energía femenina de su vida. El hombre queda reducido a una proyección de ira, odio y violencia cuando no ha recibido la dosis mínima y necesaria de amor de su madre. Es esa dosis de amor lo que nos conecta con la vida, con nosotros mismos y con la existencia.
Por otro lado las mujeres que se dan cuenta de que esa energía femenina brilla por su ausencia, muchas veces buscan la solución cambiando su vestuario y maquillaje, cambiando la alimentación, o en el mejor de los casos haciendo danza del vientre, Tantra u otras disciplinas maravillosas, pero que en general, si no están guiadas por personas que tengan una energía femenina viva, activa y a flor de piel, no alcanzan a inspirar a otras mujeres. Entiendo que debe ser complejo ayudar a que la mujer se reconecte con su esencia femenina, pero no imposible. Las técnicas que más se aproximan al reencuentro con la sensibilidad y la energía del corazón son las que utilizamos en nuestras dinámicas de integración después de las tomas de Ayahuasca.
Hace más de 10 años participé en un grupo de mujeres que querían hacer una transformación en su vida, dar un giro hacia la feminidad, hacia la sensibilidad y hacia una sensualidad más natural y auténtica, siempre me interesó este tema del despertar de lo femenino, no sé si porque llevo una mujer dentro o he sido mujer en otra vida, pero me interesa mucho. El curso se realizó en barecelona, y se llamaba: PARA EL DESPERTAR DE LO FEMENINO. El curso fue de 4 días, y se utilizaron todo tipo de técnicas, meditación, danzas orientales, aceites esenciales con energía yin, masajes, orientación de algunas mujeres Daikinis, etc. En el fondo me di cuenta que estaba ante un entrenamiento de mujeres para satisfacer al hombre, o de mujeres queriendo acercarse a otras mujeres, cosa que a mi entender no tiene nada que ver con el despertar de la energía femenina, pues el auténtico despertar de la energía femenina es un trabajo que sitúa a la mujer en su propio sentimiento de amor por sí misma y por la vida, y no en su sexualidad como arma arrojadiza por y para el hombre o contra el hombre.
Aprecio todo trabajo que se haga para apoyar y hacer florecer la energía femenina, sea el que fuere, sólo estoy dando pistas más precisas y afinando la dirección de por donde hay que apuntar para llegar a la reconquista auténtica de la energía que nos sanará a todos.
Para abordar el tema de la recuperación de la energía femenina tendremos que introducirnos en el entramado de toda una historia de sumisión a la mujer, de la subyugación que ha propiciado el hombre a la mujer, de cómo la ha marginado y maltratado. Pero también debemos abordar el tema de porqué, a pesar de que muchas mujeres ya no son presa de esas situaciones, aun así no pueden o no quieren recuperar su sensibilidad y su amor por sí mismas y por el hombre.
Es posible que estemos ante uno de esos temas que dan luz y comprensión a uno de los grandes problemas de la humanidad.
En los procesos psicoterapéuticos con ayahuasca se produce una llamada al despertar de la energía femenina, situación muy saludable para quienes quieren evolucionar; pero las mujeres que se resisten, muchas veces lo pasan mal, mientras que las mujeres que oyen la voz que proviene de la consciencia, anunciando la inminente necesidad de recuperar el poder a través del amor, son las que se abren a un proceso sanador, orientado a la expansión de su ser femenino. Es un camino duro y complicado pues la sociedad está organizada para que sobrevivan las mujeres controladoras y los hombres tontos (listos para ser manipulados).
Pero no es imposible tratar y resolver esta situación-enfermedad, al menos nosotros lo estamos gestionando desde la observación consciente, de que algo tenemos que hacer, y por supuesto sólo debe hacerse desde el corazón.
El auténtico poder de una mujer está en su capacidad de dar amor. Cuando esto sucede, las parejas, las familias y las sociedades se nutren de la energía más preciosa y enriquecedora que podamos experimentar los humanos.
Alberto José Varela
https://albertojosevarela.com/energia-femenina-2da-parte/