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EL DESPERTAR Y EL AMOR. LA CONSCIENCIA Y EL CORAZÓN. La preparación y la siembra en conexión con el florecimiento (1ra parte por Laula Torrabadella directora y profesora de la Escuela Europea Ayahuasquera)

EXPANSIÓN DE CONSCIENCIA Y APERTURA DE CORAZÓN

¿Por qué son ambos necesarios? ¿Cuál es la base del trabajo de Evolución Interior?

Binomio: potencia que brinda el resultado de una suma de dos partes

Nosotros no trabajamos con el Amor, la Verdad ni la Espiritualidad. Esto lo decimos de mil y una forma tanto en nuestros retiros de Evolución Interior, como en la formación que se sigue en la Escuela Europea Ayahuasquera.

Trabajamos con la consciencia y su expansión. Por ella, desde ella, con ella y hacia ella.

Sin embargo, afirmamos que la energía de la sanación se activa a través de la expansión de la consciencia y la apertura del corazón. ¿Por qué si hablamos con la misma importancia de una y otra no trabajamos con el amor y con la apertura de corazón en igual medida?

Tampoco se puede afirmar que la expansión de la consciencia implique que el corazón se ha abierto, ni que una apertura de corazón suponga que la consciencia se ha expandido. Ambas son dos partes de una misma suma, y que, si llegamos a juntar ambas en una misma vida, potencializaremos nuestra comprensión (entendimiento que sucede en el corazón en vez de en la mente, unión de fuerzas entre el pensar y el sentir, y que a la vez va más allá de ambas)

El origen: el momento en el que decidimos cerrar nuestro corazón

 En algún momento de nuestra infancia nos sucedió “algo” – algo que nosotros, desde nuestro inocente psiquismo infantil, interpretamos como “traumático”; pero no es necesariamente en nuestra infancia cuándo cerramos efectivamente nuestro corazón: pudo ser en nuestra adolescencia o ya en nuestra vida adulta. Cada uno configura su trauma a su manera y medida (para eso es “su” trauma y forma parte intrínseca de su desarrollo como humano)

En algún momento decidimos que se acabó; que el amor no es seguro, que amar duele, que amar nos expone a ser heridos, que no se puede confiar en las personas y que tarde o temprano, de un modo u otro, las personas nos van a fallar, ya sea rechazándonos, abandonándonos, traicionándonos, humillándonos, juzgándonos, ignorándonos, … decidimos que ya lo hemos intentando suficientes veces (las suficientes como para asegurarnos empíricamente el mismo resultado una y otra vez) y llegamos a la conclusión que a partir de ahora debemos pensar en nosotros, en protegernos y en asegurarnos que no nos va a volver a pasar. Decisión tomada, corazón cerrado.

El desarrollo: ¿y ahora qué?

No conozco a nadie que haya cerrado su corazón que no tenga la sensación de que las cosas no van bien. O no encuentran pareja, o tienen problemas con sus hijos o su trabajo no le llena y no se sienten realizados, o no consiguen sentirse a gusto consigo mismo, siempre a merced de cambios de humor inesperados e impredecibles. Pocos se dan cuenta de que cerraron el corazón y que esa decisión está afectando todas las decisiones que toman (o no toman) en su vida, todo lo que hacen (o no hacen) y todo lo que creen ser (o no ser) Llegan a nuestros retiros tal vez para solucionar una ruptura y se preguntan por qué siempre les sale mal; vienen porque se encuentran atrapados en su vida profesional y quieren que la ayahuasca (o la terapia que sea) les indique por dónde seguir; o tal vez hayan agotado las vías de la medicina convencional y quieren que la ayahuasca les cure de alguna dolencia física.

En el momento del estado temporal de expansión de consciencia que produce la ayahuasca, todos los motivos por los que cerramos el corazón quedan neutralizados. El corazón se abre y se tiene acceso a esas emociones que habían quedado enquistadas, salen, surgen, explotan, sobrecogen, guían, llevan a la introspección y al “darse cuenta” – pero “darse cuenta” no es “ser consciente” sino pillarse a uno mismo en su inconsciencia. Si hubiese habido consciencia, no habría nada de lo que “darse cuenta”

Esa apertura de corazón, valiosa y preciosa, no sirve para nada si no sucede a la vez una expansión de la consciencia.

Sin expansión de la consciencia no hay una base sólida para comprender; sin una base sólida de comprensión, podemos prácticamente garantizar que volverá a suceder algo que hará que tomemos nuevamente la decisión de cerrar nuestro corazón. Otra vez.

Podemos garantizar que en la vida siempre sucederán más cosas para cerrar nuestro corazón que para mantenerlo abierto. Es más, cada vez sucederán más cosas que nos puedan servir como excusa o motivo para cerrarlo.

La expansión de la consciencia es la que nos permite tener la comprensión de que todo lo que nos sucede, nos tiene que suceder así y que nosotros tenemos el poder de inyectarle una u otro percepción o interpretación.

Si la expansión es real, te llevará al corazón

Es inevitable que tarde o temprano, la expansión de la consciencia te lleve hasta el amor. Con la expansión auténtica de la consciencia, desaparece el juicio, desaparecen las condiciones, desaparece la culpa… desaparece todo aquello, en fin, que representa un obstáculo para el Amor, ese que se escribe con mayúscula y que todos buscamos de manera más o menos consciente. Cuándo todo aquello que no es Amor desaparece, la única consecuencia posible es que de forma natural aparezca el Amor. Sin que haya que hacer nada forzoso ni evidente para que esto suceda.

La clave, el secreto, lo más importante del trabajo con la apertura del corazón no es confirmar en que puntos o para que personas o situaciones lo tenemos abierto, si no poder identificar en que situaciones, con que personas o en que aspectos de nuestra vida lo tenemos cerrado a cal y canto.

Cada uno habrá configurado su trauma a su manera, cómo decíamos al principio: algunos pueden ser amorosos en la intimidad, con su pareja o familia; otros pueden ser auténticos ogros con su familia, pero un amor con sus amigos, en su vida privada; otros pueden dar rienda suelta a su impaciencia e irritabilidad con su familia y amigos, pero ser modelos de paciencia y tolerancia en su vida pública… tal vez algunos seamos muy pacientes y cariñosos, pero nos comuniquemos de manera tajante, impaciente y exigente. O tengamos una comunicación exquisita, pero no seamos capaces de dar un abrazo y sostener una mirada. En algún lugar, quien más, quién menos, todos tenemos una incoherencia entre lo que sentimos y lo que mostramos, entre lo que decimos y hacemos, entre lo que anhelamos y buscamos. La identificación de la incoherencia le corresponde a la consciencia.

Por eso nosotros no trabajamos con el amor, si no con la consciencia. Porque trabajar con el amor no te va a llevar necesariamente a la consciencia (véase todas las corrientes “nueva era” de trabajo con el amor, en el que las personas cada vez están o más deprimidas o más desconectadas de la realidad); pero es inevitable que el trabajo con la consciencia, si es real, te lleve hasta el amor.

Laura Torrabadella

[email protected]

https://albertojosevarela.com/barcelona-forma-y-exporta-facilitadores-de-ayahuasca-internacional/

 

 

 

 

 

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Alberto José Varela

Fundador de empresas y organizaciones; creador de técnicas, métodos y escuelas; autor de varios libros. Estudiante autodidacta, investigador y conferencista internacional, con una experiencia de más de 40 años en la gestión organizacional y los RRHH. Actualmente crece su influencia en el ámbito motivacional, terapéutico y espiritual a raíz del mensaje evolutivo que transmite.

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