SOY LO QUE TE DOY, Y TÚ ERES LO QUE ME DAS
Dime lo que le deseas al otro y te diré como es tu vida.
Lo que nos damos los seres humanos es esencialmente deseos. Lo que deseamos a otros es lo que está creando nuestra propia vida. Felicidad e infelicidad son creaciones propias que se proyectan a otros y retornan amplificadas.
El hecho de que nos vaya muy bien en la vida nos obliga por lo general a tener que ocultarlo o por lo menos disimularlo porque no es aceptado, incluso produce amargura y envidia en quienes lo ven. Funciona muy bien que nos vaya mal, dar lastima y ser víctimas.
¿Por qué la felicidad tiene tan mala prensa? ¿Por qué el ser humano no se contenta con el éxito de los otros? ¿Qué parte nuestra se ha averiado para anular la posibilidad de ser feliz?
Es una extraña reacción sentir rechazo y hasta dolor cuando se comprueba que otros son felices. Quienes estamos en un camino de evolución interna nos interesa comprender los aspectos que impiden la dicha, la propia y la de los otros ya que están íntimamente relacionada; por eso quiero reflexionar en este fenómeno tan raro de no poder ser felices con la felicidad del otro, de no poder disfrutar el éxito de otros.
LA TIRANÍA DE LOS DESEOS OCULTOS:
El fracasado sabe que lo es y no quiere que nadie alcance el éxito. El infeliz se siente impotente ante la realidad de no poder serlo y por tanto se deleita en la infelicidad de otros. Pero esta situación es interna, un secreto de estado para una personalidad enferma por la adicción a que las cosas salgan mal o que no lleguen a buen término.
Quiero expresar algo que puede ser muy confrontador para muchos, pero también una oportunidad para sanar. Hace unos días nos reunimos en mi casa de Madrid más de 70 personas que trabajamos juntos y en la misma organización, al observar la cara y los gestos de estas personas pude apreciar que todos estamos en el mismo camino de realización de nuestro ser, que estamos viendo y disfrutando como se materializan nuestros sueños, que estamos alegres por lo que vamos consiguiendo, que nos estamos apoyando unos a otros con amor para que cada uno pueda sacar lo mejor de sí, que deseamos de corazón el éxito de los otros, por ello es inevitable reírnos y estar contentos.
No importa en qué punto estemos cada uno, pero todos estamos mirándonos, aguardando con predisposición el disfrute por ser testigos de la felicidad de otros. Hemos descubierto algo tremendo: que nuestra satisfacción profunda la creamos deseando la satisfacción de otros, y aunque no podemos hacer nada para que el otro tenga éxito, podemos apoyarle y acompañarle con nuestro deseo de que florezca; estamos listos para deleitarnos con la apertura de otros y así poder oler el precioso aroma que emana de seres humanos liberados de la necesidad de fracasar y sufrir. Es una experiencia maravillosa.
Muchos de nosotros hemos conocido a nuestras parejas aquí mismo, tenemos hijos a los que amamos, otros viven estupendamente solos, algunos vienen un tiempo a vivir a mi casa u otras casas que tenemos por el mundo, van y vienen recorriendo países y conociendo nueva gente, en todos los lugares podemos hablar de cuanto queramos, ganamos el dinero que necesitamos para nuestras necesidades, no tenemos nada que ocultar, nos miramos unos a otros desde el respeto hacia la potencialidad, podemos discutir y pelearnos sin culpa, nos apoyamos en la intención de trascender las mentiras, nos divertimos viendo los personajes, nos disfrutamos unos a otros por ver cómo estamos floreciendo; muchos están en procesos de sanación, sintiendo dolor por las heridas o siendo conscientes del malestar que produce vivir desde la limitación; también hay gente que está aprendiendo a alcanzar sus metas; a todos les inspiramos a que sigan adelante hacia la conquista de su propio poder que está en liberación de su potencialidad.
NOS HA LLEGADO EL FINAL:
Las flores mueren después de florecer. Hemos comprendido que ya lo hemos hecho todo, que podemos cerrar hoy mismo esta organización y las más de 10 empresas que tenemos, porque ya hemos hecho todo lo que podíamos hacer, no hemos dejado nada sin hacer, lo hemos dado todo, hemos conseguido logros increíbles de alcanzar -al menos para quienes apuestan su vida al fracaso-. Nuestra vocación esencial ha sido el éxito, la materialización de nuestros sueños, la realización de nuestro ser; lo hemos conseguido, y por ello nos podemos dar el lujo de morir o fracasar; podemos dejar de hacer todo lo que hacemos ya mismo y dedicarnos a otra cosa o a nada, sencillamente porque nos hemos entregado completamente a lo que nuestro corazón nos indicó. Absolutamente todo ha sido perfecto. No cambiaría nada de nada.
Por ello el final no nos asusta, la muerte no nos amenaza, ni el fracaso nos da miedo, porque ya ha ocurrido todo lo que tenía que ocurrir a través nuestro.
Cuando cada uno de nosotros lleguemos al momento de morir seguramente nos surgirá esta reflexión: ¿Hemos dado todo? ¿Hemos sido felices? ¿Hemos hecho lo que queríamos? ¿Pudimos alcanzar nuestros sueños? La vida ha sido, es y será siempre la oportunidad de realizarnos. Lo humano alcanza categoría de divino cuando la esencia de amor llega a convertirse en la vida misma.
Miro ahora a mi alrededor y veo tantas flores floreciendo que mi alma se ve extasiada. Cada flor tiene su tiempo y su propio proceso para florecer, cada flor tiene sus propios colores y exclusivo aroma, cada ser se abre a su manera y adquiere sus propias formar para manifestar la belleza que existe en el universo. Es un paisaje precioso y asombroso.
Esta última semana recibí la visita de varias mujeres muy decididas, con gran talento y encanto especial, una de ellas me dijo: “quiero trabajar contigo, pero antes necesito saber qué intención tienes con todo lo que haces” cuando aparecen situaciones así es muy interesante para mi reflexionar y meterme adentro para ver, reconocer y exponer la verdad de lo que hay en mí. Le respondí: “Mi intención es transferir a otras personas lo que me ha llegado a mis manos, pasar a otros lo que he descubierto acerca de asuntos tan importantes para la felicidad humana, mi realización actual depende de ver la de otros porque ya lo he conseguido”.
DESPROGRAMAR LA NECESIDAD DE SUFRIR Y FRACASAR
Estoy llegando a Uruguay a encontrarme con unas 30 personas que vienen a participar del módulo 2 del programa de formación que realizo con la Escuela Consciente, ellos no lo saben todavía pero les estoy llevando una propuesta concreta de florecimiento, y lo hago por mí, por mi propia felicidad, porque a mi me hace dichoso ver como otros se realizan en sus vidas; esta experiencia de poder participar en el desarrollo del éxito de otros es lo que da sentido a mi vida, aunque ya lo he visto con tanta gente, quiero más; vienen, y luego de un tiempo comprueban como les explota esa bomba creativa y amorosa que tenían tan bien guardada o escondida.
El movimiento que he fundado se llama MOVIMIENTO HACIA LA POTENCIALIDAD. Que es lo mismo que afirmar “Estamos yendo hacia la realización de nuestro ser” “Este camino nos conduce al destino inevitable del éxito” “Nos juntamos mucha gente de todo el mundo que orientamos nuestra vida hacia el florecimiento de nuestra esencia” Por ello nos miramos y nos alegramos por ver a otros felices, plenos y dichosos. Este es el núcleo de lo que nos une.
Al día de hoy ya he recibido tanta satisfacción por asistir a procesos de liberación de la esencia de otras personas que no tengo palabras para definir mi felicidad por ello, pero quiero seguir porque me guía una incontrolable ambición de querer ver a muchos más florecer. Incluso he llegado a pensar que la dignidad de cualquier ser humano sólo se recupera cuando surge felicidad por la del otro, o cuando surge dolor por el dolor del otro. A eso los maestros le han llamado compasión. Dicho de otra manera, para mí la compasión es la comprensión de que todo lo que está ocurriendo afuera es mío. Soy lo que te doy y tú eres lo que me das.
Si no te alegras con mi felicidad te comprendo, y te propongo que te acerques a nuestra organización para respirar un nuevo aire de libertad y felicidad basado en la responsabilidad de entregarte al único destino de realizar tu ser.
Lo que Soy de verdad está relacionado inevitablemente con lo que te deseo a ti, y lo que no soy depende de lo que deseo de ti. Mis intereses por ti pueden esclavizarme y someterme, por eso puedo afirmarte que tu no me interesas, que sólo me interesa tu éxito.
Te ofrezco mi mirada, no tengo mucho más para dar, en la que transmito lo que siento: DESEO QUE TE VAYA MUY BIEN.
Alberto José Varela