LO QUE CUENTO ES DE LA VIDA REAL, MI VIDA, ESA QUE ESTÁ CAMBIANDO DE MANERA INCREÍBLE.
A raíz de que fui a un retiro holístico, donde me regalaron una sesión de ayahuasca, inicié una transformación interna. (Carlos Alberto Parodi)
Todo empezó por el mes de abril de este año, había sido invitado a pasar unos días en Punta del Este en la casa de un amigo y sin querer terminó siendo el principio de un camino el cual hoy estoy recorriendo todavía y espero seguir haciéndolo por lo que me resta de vida, el tema es que dada la fecha, en la ciudad reinaba la paz, no se percibía la existencia de personas a nuestro derredor, lo cual supongo ayudó a que potenciara mi necesidad profunda de parar mi máquina interna y entendí que era un buen momento para hacer un retiro holístico, es por eso que empecé a buscar en Google algún lugar que ofreciera lo buscado y claro, como estaba en tierra Charrúa, el buscador me traía varios lugares locales, no obstante por alguna razón que en ese momento desconocía, no hice un cambio de búsqueda y entendí que el lugar tenía que ser en tierra Uruguaya, el poco tiempo transcurrido del otro lado del charco generó en mi una empatía instantánea con esa gente generosa y por sobre todas las cosas, educada, siempre de buen humor y predispuestos a relacionarse con este argentino de visita por primera vez en su país, y acá debo hacer una aclaración importante, cuando me refiero a como fui recibido por nuestros hermanos más cercanos, no me refiero a quienes atendían los negocios en Punta del Este, que en definitiva al vivir del turismo no es sorprendente que sean simpáticos y atentos, en realidad me refiero a lo que pude vivir en cada uno de los pequeños pueblitos que transité en muchos viajes que vinieron con posterioridad y que me demostraron que era una característica de su gente, ahí nosotros hacíamos agua y era muy emocionante poder comprobar que no todo estaba perdido, que todavía a tan solo algunos kilómetros de distancia de nuestra Buenos Aires querida, todavía se vivía como lo fue en mi infancia en donde la pobreza no era sinónimo de falta de educación, donde el trabajo era un valor a cosechar, es por eso que entendí que debía ser en Uruguay y no acá que debía comenzar este largo camino de reencuentro conmigo mismo, con aquél joven que en algún momento dejó de lado su crecimiento espiritual en pos de asumir responsabilidades de hombre, pero eso ya es una etapa superada, hoy es tiempo de volver a la fuente, de preguntar, de explorar, de vivir intensamente y de verdad cada segundo sobre este plano y para eso debía hacer un nuevo corte con todo lo anterior que venía siendo mi vida, la cual ya de por sí había tenido variaciones tremendamente significativas pero que en definitiva eran solo la base para que la verdadera transformación sucediera.
La búsqueda por un lugar donde poder meditar todas esas cosas que estaban circulando en ese momento por mi cabeza y luego con el tiempo en mi corazón, derivó en un correo remitido a una empresa internacional que realizaba retiros en todo el mundo y el lugar más cercano era en Colonia, por lo que les remití un correo manifestando mi necesidad de que me comentaran de que se trataba todo eso, pasados dos meses y cercano a mi cumpleaños en mayo recibo un correo con el detalle de los dos tipos de retiros que se realizaban en dicho lugar, uno del tipo holístico con técnicas asociadas con el sistema de Osho y otro con el uso de Medicinas Ancestrales (Ayahuasca, Bufo Alvarius, Yopo, kambó, Rapé, Zananga, etc.), en este punto debo aclarar que si bien conocía a Osho y algo había leído, no era mi fuerte, por las razones que sean mi literatura siempre había pasado por otro lado, Gurdiejff, Castaneda, Ouspensky, Krishnamurti, Yung y otros tantos, pero no el amigo Osho, así que sentí en principio un interés especial en desarrollar este nuevo conocimiento, sobre todo porque una amiga me lo había recomendado con mucha vehemencia, por otro lado el hecho de utilizar cualquier tipo de sustancias me producían rechazo y un profundo miedo al pensar en las consecuencias que pudiera tener en mi organismo debido a mis problemas cardíacos, por lo cual y dado que estaba a dos días de mi cumpleaños número 57 decidí hacerme un auto regalo y me anoté para hacer un retiro por cuatro días en donde se trabajó con Constelaciones, Relajación Dinámica, Kundalini y otras técnicas holísticas que ayudaron a que todos los que asistimos a ese retiro lográramos abrir nuestro corazón como nunca había pasado, por lo menos en mi experiencia personal, fue muy impactante ese reencuentro con mi ser más profundo, el cual estaba totalmente olvidado y guardado en un viejo cajón cerrado con siete llaves pero que con amor fueron liberadas una a una hasta llegar al reencuentro con Carlitos en su más tierna infancia y con el origen de todo. El tema es que esta experiencia nos dejó a todos muy movilizados y abiertos y en especial a mí que sentía que había abierto una puerta de un espacio muy mío que debía ser explorada y en una charla informal, solicité información sobre las famosas Medicinas Ancestrales y en especial en la Ayahuasca, la información recibida fue medio escueta o en realidad innecesaria ya que lo cierto era que en mi resonaba la necesidad de probarla y lo manifesté, luego de un tiempo los organizadores del retiro a modo de “regalo” nos brindaron una ceremonia la última noche en la cual pude probar por primera vez la Ayahuasca, de la cual en definitiva no sabía nada, pero que estaba convencido que sería una experiencia transformadora en mi vida y vaya que lo fue.
En este punto debo decir que mi primer contacto con la medicina fue sin sobresaltos a pesar de las recomendaciones recibidas de que podría vomitar (efecto producido por la depuración) o por su amargo sabor, la realidad es que nada de eso pasó, luego de tomarla y siguiendo las indicaciones de los facilitadores, me senté con mi espalda sobre la pared, cerré mis ojos y esperé mansamente encontrarme con el sentir más profundo, mis pensamientos empezaron a detenerse, parecía como que ya no tenía tantas voces rondando mi cabeza y a medida que el tiempo pasaba, calculo una media hora, empezaba a divisar imágenes con mis ojos totalmente cerrados, las mismas no eran muy claras pero sí lograron captar mi total atención y fue en ese momento en que los pensamientos internos se detuvieron por completo y tomó relevancia las hermosas imágenes que empezaban a reproducirse cada vez más cerca mío y con un grado importante de nitidez, siendo las mismas de intensos y bellos colores, a medida que empezaba a sentir que la Ayahuasca había comenzado a tener un efecto en mí, las imágenes se terminaron convirtiendo en verdaderos objetos 3D que flotaban enfrente mío moviéndose de manera vertiginosa en forma giratoria y dejándome ver las imágenes más bellas jamás vistas por mí en toda mi existencia, era hipnótico, no podía dejar de mirarlas en su más mínimo detalle, eran como gigantescos globos recubiertos por pequeños espacios cuadrados que en cada uno había un acontecimiento en movimiento y que al querer entenderlo, pasaba al siguiente y no había forma en que pudiera “atraparlo”, pero no solo las imágenes invadían el espectro total de mi mente y espíritu, también los sonidos tomaron relevancia y en un momento me encontré probando sonidos que mi boca profería a modo de distintos Om que iban de frecuencias muy graves a las más agudas, como si estuviera recorriendo con mi canto cada uno de mis Chacras y así se sentía, todo era una experiencia muy fuerte, también mi cuerpo fue invadido por el ritmo de la música y comenzó a vibrar con perfecta sincronía con la misma, durante horas seguí en ese estado, navegando diversas situaciones que cada vez me introducían en un mundo más profundo y lejano del nuestro a punto de perder contacto con mi cuerpo físico por varias horas, en total 9, luego como quien regresa de un largo viaje empecé a tomar contacto con mi cuerpo, con el medioambiente y con mis necesidades fisiológicas por lo cual abrí mis ojos, los cuales por horas habían estado celosamente cerrados como guardando el misterio para mí solo y observé que todo estaba en orden, me levanté como si hubiese dormido por horas a pesar de que había estado sobre una flaca colchoneta por horas y me dirigí primero a tomar algo de agua y luego a “depositarla” en el baño, hecho esto me dirigí hacia las habitaciones, me acosté y empecé a dormir con la mayor paz interior que había experimentado hasta ese momento, esa noche la Ayahuasca me conectó con toda la experiencia que había vivido durante el retiro, permitiendo cerrar el ciclo con un gigantesco sentimiento de amor y de gratitud que en ese momento no lo supe entender del todo, solo lo disfruté y lo guardé en mi corazón.
De regreso a la Ciudad de la Furia, empecé a tomar conciencia de los cambios que se habían producido en mi habitual manera de moverme en la vida, alguien intentó comenzar una pelea conmigo y nunca sentí la necesidad de contestarle o agraviarlo en los mismos términos que él efusivamente lo estaba haciendo conmigo dado que entendía que nos queríamos colar para llegar primeros a la aduana, pero lo que habitualmente hubiese derivado en una más aun ofensiva respuesta por parte mía y la total y completa predisposición a iniciar una pelea, nunca existió, un Yo que no respondía a mi habitual concierto de bravuconadas se limitó a tratar de calmar y explicar con paciencia y afecto que su reclamo no era válido y que debía calmarse, situación que nunca sucedió ya que lejos de calmarlo y al ver que no podía lograr el objetivo de hacerme reaccionar violentamente, emprendió su batalla contra el empleado de la empresa, momento en que aproveché para colocarme en otra cola y dar por finalizada la situación, sin que mi cabeza siguiera conectada con la parte violenta de la experiencia, pero si con esa nueva situación que era un total NO YO, que desde Dios sabe qué lugar no permitió ser invadido por un sentimiento ajeno, pero esto fue solo el principio, luego se fueron materializando varios otros cambios que parecían no ser tan notorios ya que se manifestaban de una manera más calmada y tenía que ver con mis nuevas elecciones de vida, los nuevos caminos a tomar, el empezar a tomar conciencia de cada una de mis características que hacían que mi vida no fuera del todo feliz, de golpe había tomado conciencia de muchas actitudes mías que no hacían otra cosa que alejarme de mi mismo y de quienes me rodeaban, a ese punto ya era un hecho que debía emprender un camino que me conectara con todo eso que estaba viviendo y necesitaba ser internalizado, digerido, desmenuzado y entendido por el corazón y no por la razón, es por esa razón que decidí al mes siguiente hacer otro retiro, esta vez ya no holístico sino con uso de Medicinas Ancestrales y fue mi segundo contacto con la Ayahuasca…
pero eso se los contaré más adelante.
Carlos Alberto Parodi